"Jamas debí meterme con chicas como tú"
Tom Riddle reprimió su plan de dominar el mundo mediante unos años, trabajando en borgin & burkes, y fortaleciendo sus conocimientos en el lado oscuro de la magia, es por eso que cuando siente que es la hora...
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"Soy un imán de problemas"
El tren empezó a moverse, obligando a los que aún buscaban un compartimiento a caminar con más cuidado, para evitar así caerse o peor, terminar chocando con algún estudiante malhumorado. Hermione buscaba a Harry y Ron, no los había visto en todas las vacaciones y los extrañaba, había intercambiado algunas cartas con Harry, pero Ron era otro caso, no tocaba la pluma ni aunque le pagarán con galeones para hacerlo.
El sexto año la recibía de buena forma, y se podía notar. Hermione había cambiado, la niña de cabello enredado había desaparecido dejando paso libre a una hermosa adolescente entrando en la adultez de 17 años, con un pelo sedoso, labios carnosos, cejas definidas, cuerpo esbelto pero con curvas, largas pestañas, y largas piernas ocultas bajo los jeans que cargaba. Incluso sus dientes con el paso del tiempo fueron acomodándose para darle paso a una bonita dentadura pareja y brillante.
La castaña suspiro y se metió en el primer compartimiento que vio, tomo asiento, lista para tener un viaje sola y aburrida, no podía encontrar a los chicos por ningún lado. Un casparreo la saco de sus pensamientos haciendo que se pegue al asiento del susto que se llevó. Levantó la mirada para clavarla en la persona frente a ella, sin duda no era un estudiante. Se trataba de un hombre unos años mayor que ella, pelo castaño oscuro, ojos claros, facciones definidas, uno de esos que hace babear a muchas. La miro y elevo una ceja, la castaña pudo notar un libro entre las manos del hombre, y un maletín con iniciales "T.M.R" si la vista no le fallaba. —Lo siento— se disculpó la chica rápidamente —No sabía que había alguien aquí—murmuro amagando a levantarse pero la ronca voz del hombre enfrente de ella la detuvo.
—No te preocupes, no me molesta la compañía - dijo el para esbozar una sonrisa de lado. Hermione sonrió tímidamente y volvió a tomar su lugar, clavando la vista en el paisaje. No tenía ni idea de que hablar, y el hombre parecía disfrutar de su libro. En esos minutos Tom se dispuso a observar a la chica frente a él, y a decir verdad la vista no le disgustaba para nada. —¿En qué año estás?—pregunto informalmente a la chica. Hermione se sorprendió pero respondió.
—Sexto año -murmuro claramente —-¿Tomara el puesto de defensas contra las artes oscuras?-pregunto al hombre. Tom elevo una ceja claramente interesado, la chica parecía inteligente, había deducido rápidamente.
—Veo que eres lista -murmuro — Soy Tom Riddle, tomaré el puesto de profesor de DCAO, efectivamente — dijo.
Tom aún no podía creer que se encontrará en el expreso de vuelta a Hogwarts, el que siempre sería su hogar. Podría haber ido directamente, pero quiso subirse al tren, además de que esto le daría más ventaja sobre la situación actual, y quizás se encuentre con el dueño de sus futuros problemas. El "elegido", ese estúpido niño que se cree la gran cosa.
Hermione asintió suavemente —Hermione Granger, señor —se presentó la joven. Tom no evitó hacer una mueca de disgusto, la chica era una sangre sucia. Nada peor que eso, lo aborrecía totalmente.
—Dime Hermione, ¿Cómo fue que terminaste en este compartimiento? ¿No tienes amigos o algo así?— la burla podía notarse en cada palabra del apuesto joven, pero lejos de incomodar a la muchacha, la ofendió. ¿Que demonios se creía ese profesor?
—No, señor, no encontré a mi amigo Harry, es por eso que estoy aquí, de hecho...- dijo mientras se paraba —Lo mejor es que siga buscando, de seguro voy a tener suerte - murmuró la chica mientras se dirigía a la puerta —Un gusto conocerlo — escupió antes de cerrar la puerta. Tom dejo sus ojos puestos en esta luego de unos segundos. ¿Sería el mismo Harry? Por que si lo era, tenía la entrada perfecta a su círculo con la nacida de muggles.
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—Te digo que fue desagradable a lo último —murmuro por enésima vez la castaña cuando bajaba del tren acompañada de ron y Harry, por suerte los había encontrado y no evitó contarles sobre su encuentro con el nuevo profesor, Tom.
—Sinceramente espero que no sea otro Snape — murmuró Ron mientras acomodaba su cabello zanahoria. Harry asintió dándole la razón mientras se dirigían a las carrozas para dirigirse al castillo. Un nuevo año empezaba.
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El gran comedor relucía como todos los años, los nuevos alumnos ya había sido asignados a sus casas y Gryffindor se alegraba de tener muchas nuevas incorporaciones, pero eso era opacado por las miradas curiosas hacia el apuesto joven que se encontraba en la mesa de los profesores sentando observando todo tranquilamente mientras hacía suspirar a más de una estudiante de Hogwarts. Tom por su parte no se sorprendió mucho cuando vio a entrar a la castaña con el uniforme de Gryffindor, pero si clavo su vista en el chico pelinegro que la acompaña; el de anteojos y ojos claros, y rápidamente lo identificó; Harry Potter.
Hogwarts seguía exactamente como el lo recordaba, solo con el pequeño detalle de que ahora Dumbledore era director, y aunque el viejo fingiera amabilidad, Tom sabía que no confiaba en el.
Y hablando de viejo...
—Bienvenidos a un nuevo año alumnos- murmuró Dumbledore en voz alta y clara hacia todos los alumnos de Hogwarts. —Como siempre, tengo que recordarles que el bosque prohibido está claramente prohibido, el señor Filch me pidió que dijiera la lista de artículos prohibidos se extendio dejando en total unos 421 artículos prohibidos —murmuro para luego rodar los ojos en gesto de diversión. —Tambien tengo el placer de anunciar que este año hay un nuevo profesor para el puesto de defensas contra las artes oscuras, el señor, Tom Riddle. —presento al castaño. Tom se levantó de su asiento y esbozó una sonrisa que hizo acalorar a varias estudiantes del gran comedor y tomo asiento de nuevo mientras Dumbledore seguía hablando.
El trio de oro observaba al nuevo profesor con interés, estaban curiosos sobre este.
