Parte 1
Las luces de la ciudad se extendían ante mí, cargadas de promesas. La noche resultaba agradable, perfecta para salir a distraerse, debía reconocerlo. Mientras enfilaba en dirección al bar, repasé mentalmente la conversación con Samuel. Mi amigo tenía razón, necesitaba distraerme, dejar de pensar en Mayra, pero sobre todo, necesitaba parar de hacerme daño, revisando constantemente sus fotos y lo que publicaba en sus redes sociales, con la vaga esperanza de encontrar algún mensaje oculto, una señal, algo, que me indicará lo que tenía que hacer.
Era consciente de que ese comportamiento no me hacia bien, no era saludable en absoluto, pero no lo podía evitar. Especialmente el último tiempo, se hizo insostenible la situación. Dentro de mí comenzó a germinarse la semilla de la duda. Mi cabeza se atestó de preguntas sin respuestas y los fantasmas que hábilmente había dejado en el pasado, comenzaron a visitarme con mayor frecuencia, pero en su mayoría, me fui llenando de un mar de sospechas. Las fotos que subía Mayra con sus nuevos amigos, junto con sus publicaciones en Facebook debían significar algo. Su repentino cambio en su comportamiento, su alejamiento, no habían sido producto de la casualidad. Pequeños detalles que me llevaban a pensar en que debía de haber alguien más; una tercera persona. 'Mayra debía estar con alguien y esa persona era la responsable del descalabro en mi relación, y también en mi vida. Sí, eso debía ser.
Era una teoría que no estaba mal. Aunque me costara reconocerlo, tenía bastante asidero, pero la dura realidad se hacía cada vez más patente y presentía que pronto lo vería con mis propios ojos.
Si bien era cierto que no teníamos un pacto de confidencialidad ni un acuerdo tácito firmado de contarnos todo lo que nos sucedía. Nuestra relación se había forjado sobre los cimientos de la confianza y el respeto mutuo. ¿No se supone que así debería ser toda relación? Una decisión libre y desinteresada de querer estar junto a otra persona. Querer pasar todo el tiempo, que fuese posible, juntos, compartir hasta el último detalle, incluso los más insignificantes, como escuchar sí había amanecido con sueño o no, sí había alcanzado a desayunar, aún cuando eres consciente de que no le alcanza el tiempo en la mañana, entre tantas cosas que debe hacer, para terminar su café y tostadas. Alegrarte cuando te cuenta que su día va de maravillas y que cuando comparte contigo sus éxitos y logros en la universidad, el trabajo o en cualquier ámbito en el que se desenvuelva, te das cuenta de que, también, forman parte de tu vida. Y te sientes bien, sí, te sientes jodidamente bien por ello. Para mí, todo eso y más, formaba parte de tener una relación y querer estar con alguien. Contarle tus anécdotas a esa persona, porque sabes que te escuchara, incluso cuando no le parezcan tan graciosas, y diga cosas como: 'Que fome el chiste, Landon', o ¡Pero, Landon, qué desagradable! Sabes que reirá, de todas formas, con tus tonterías porque esas cosas te sucedieron a ti, y esa persona te presta toda su atención, te regala lo más preciado que un ser humano puede regalarle a otro; su tiempo. Y por mucho que tus anécdotas sean aburridas o fomes, como diría esa persona que te quiere, finalmente, te sucedieron a ti, y tú, a esa persona le importas.
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La Verdad Me Liberó
Roman d'amourEl repentino quiebre de su relación amorosa, causa estragos en la vida profesional y familiar de Landon. Incapaz de dar vuelta la página y con muchas interrogantes sobre los reales motivos de Mayra para poner fin a la relación, Landon se ha empeñado...