q u i n c e

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Dormí muy poco a decir verdad, porque cada vez que mis párpados se cerraban, un recuerdo de nosotros se daban paso, que eran acompañados con pequeñas lágrimas de nostalgia y sollozos de dolor

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Dormí muy poco a decir verdad, porque cada vez que mis párpados se cerraban, un recuerdo de nosotros se daban paso, que eran acompañados con pequeñas lágrimas de nostalgia y sollozos de dolor.

Cuando la mañana dio su inicio y el despertador sonó, yo saqué todas las energías que tenía y me di una ducha, me cepille los dientes con una gran sonrisa y con rapidez me puse el uniforme del instituto; como si ese día fuera el mejor.

Al bajar a desayunar le di un beso en la mejilla a mi madre y saludé con alegría a mi padre. Los tres pasamos una excelente mañana en compañía. Cuando finalizó el desayuno, yo salí de la casa muy contento, con una alegría que podría contagiar a cualquiera. Caminé con paso seguro y rápido, queriendo llegar lo antes posible a la institución.

En el transcurso del camino me puse mis audífonos y empecé a escuchar música, específicamente una canción, que poco a poco con el pasar del tiempo, se convirtió en mi favorita. Me identifico fácilmente con ella. Su nombre es gashina de Sunmi. Y conforme más pasos daba, iba cantando la letra de una forma muy baja, casi murmurando, moviendo mis labios.

Tu mirada fría está matándome
La llama dentro de tu corazón
¿Por qué está hecha cenizas?

El tiempo debe de ser la respuesta
Me vuelvo más débil mientras el tiempo va pasando
Sufrir solo de tristeza se vuelve aburrido

Bien, para poder olvidarte
Viviré como las flores, es lo que soy
Nadie puede detenerme, no
¡Ponme a prueba!

Todos quieren oler mi fragancia
¿Por qué eres el único tonto que no lo hace?
¿Te has vuelto completamente loco?

¿Por qué estás dejando a una chica tan hermosa como yo?

Decía la canción y yo cantaba por lo bajo.

Y, cuando menos me lo esperaba, ya estaba delante de la entrada del edificio. Me quito los audífonos y los guardo, y antes de entrar, paso mi lengua por mis labios para humedecerlos. Saco de mi bolsillo la carta que había hecho la noche anterior, y con un suspiro en boca entro a las instalaciones.

Sé perfectamente donde estaba YoonGi, por lo que mis pasos me llevaron al patio trasero, aquel donde hay muchos árboles y te puedes sentar a disfrutando de su sombra.

Cuando llego, lo veo ahí con la chica a su lado, ella sosteniendo un libro, y tal vez leyéndolo para YoonGi.

Pero antes de ir con ellos, tomo aire por la nariz y lo dejo salir por la boca; me estoy dando valor para lo que vendría.

Y, con una hermosa sonrisa camino hacia ellos.

YoonGi tiene los ojos cerrados, es por eso que no se dio cuenta de mi presencia, sino hasta que ya no escuchó la voz de la chica. Un poco extrañado miró a su acompañante, pero vio que ella estaba mirando hacia mi dirección, a lo que él también lo hizo. Palideció al verme frente a él con una gran sonrisa en boca. De pronto el agarre que tenía en la cintura de la chica, desapareció.

—Kookie... —dijo sin pensar YoonGi, pasando un poco de saliva, alejándose débilmente de ella— ¿Qué haces aquí?

—Solo vine a entregarte esto —hablé con dulzura, aun sin quitar la sonrisa de mis labios. 

Le entregué el sobre y YoonGi lo tomó aun sin comprender las cosas, sintiendo la mirada de la chica sobre él y sobre mí. Y al ya tener la carta en mano, yo me despido de ambos y me doy media vuelta para salir de ahí... De la vida de YoonGi.

Al darme la media vuelta, no pude evitar que salieran silenciosas lágrimas, sin embargo, eran de felicidad, que hacían mi sonrisa más brillante. Soy fuerte y en este momento siento, por fin, mi corazón y sentimientos ser liberados de un amor que solo me dejo buenos recuerdos y una experiencia inimaginable.

Ahora comprendo a TaeHyung: estoy mejor que nuca.

Gracias por todo Min YoonGi, por ti ahora soy una hermosa rosa roja con espinas filosas.

Gashina | YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora