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Los personajes de Boku no Hero Academia no me pertenecen, solo el amor que les tengo.

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Midoriya golpeó con los dedos la mesa del restaurante donde estaba esperando, realmente nervioso. Tenía alrededor de un kilo de gel en su cabello, que lo hacía pegarse a su cuero cabelludo; salvo un pequeño rulo, que se levantaba destacando del resto.

Se alisó las mangas del saco verde que llevaba puesto y levantó la mano para llamar al mozo.

—Si señor —dijo al acercarse el empleado a su mesa— ¿Ya quiere pedir?

—No, no. Esperaré a mi novia. Yo q-querí-ía —comenzó nervioso, el mozo volteó los ojos cansado.

—La sorpresa, ya sabemos señor. No es necesario que nos vuelva a recordar —dijo en el tono más respetuoso en que le fuera posible, ya que era la quinta vez que lo llamaba por ese tema.

—Lo siento —no se terminó de disculpar que el otro ya se había alejado. Minutos después entró Ochako al restaurante, llevaba el pelo recogido en un rodete y un delicado vestido rosa que le había regalado Hagakure en su último cumpleaños. Se veía hermosa.

Le hizo una señal para indicarle dónde estaba sentado, ella sonrió al verlo y se acercó. Vaya, podría verla sonreír el resto de mi vida —pensó Izuku y eso le recordó porque la había invitado a cenar, haciéndolo pararse de repente por los nervios, por poco volcando la mesa. Llamando la atención de todo el restaurante.

—¿Todo bien Deku-kun? —preguntó su novia al llegar a su lado.

—Todo bien cariño, solo algo nervioso por nuestra cita —dijo mirando al suelo sonrojado. Ella puso su mano en su mejilla haciendo que la mirara, para dejar un suave beso en los labios y después sentarse en la silla frente a la de Midoriya.

—Mmm... Recibí varias recomendaciones de este lugar, ¿Que pediré, que pediré...? —tomó la carta y empezó a buscar, babeando con cada plato del menú.

Izuku, en vez de ver la carta, se quedó observándola a ella. Tenía una extraña habilidad para hacer que todo a su alrededor reluciera, que todo se volviera mágico y hermoso. Ella llamó al mozo para ordenar y su bonita voz se volvió un eco lejano. Empezó a ver como todo lo que les rodeaba perdía su gravedad, aunque ella no lo hubiera tocado, y se encontraran en un restaurante en medio del espacio. Hasta pudo ver ver a dos comensales que habían notado su identidad, girando alrededor de un planeta sacándoles fotos. El resto de las miradas indiscretas más dirigidas a ella que a él, se convertían en lejanas estrellas brillando al compás de sus palabras. Porque ella era de otro mundo y aunque no lo supieran, todo el mundo lo sabía.

Uraraka encargó su comida, cuándo le preguntaron que pediría, él respondió llanamente con "tráiganlo ahora". Observó al mozo irse confundido, ya que había arreglado hacerlo a final de la velada, doblando junto a una galaxia y perdiéndose en el amplio espacio.

Ochako le preguntó que debían traer, curiosa. El sonrió. Como tantas veces ella lo hizo hacerlo, aunque sea de forma indirecta y sin reflejarlo en el rostro. Como siendo una de las primeras personas en ser amable con él, estiró la mano sobre la mesa y ella la tomó, o dando un sentido cariñoso a un nombre que siempre le había dado vergüenza. Porque así era su Ochako, le daba luz y calidez hasta las cosas más oscuras y oh... el la amaba terriblemente por eso.

Vio como ella se paraba y usando su mano libre, tocaba su cabello; asiendo que volviera a su peinado descontrolado habitual. Él se llevó su mano desocupada a su pelo, mientras ella separa su agarre para liberar su quirk. El universo volvió a su lugar habitual junto al sonido de la risa de su amada.

—¿Todo bien amor? —preguntó con una leve mirada preocupada.

—Mejor que nunca —respondió cuando el mozo volvía a la habitación, llevando con él una bandeja con champaña y dos copas. Detrás suyo iban otros cuatro mozos del local, llevando ramos de rosas que se lo entregaron a una sorprendida chica. La bebida fue servida y en cuánto los trabajadores se fueron, Midoriya se levantó de su asiento, corriendo la silla hacia atrás con un fuerte chirrido y Ochako, con las manos cubiertas de bellas flores, observó como su novio apoyaba una de sus rodillas en el suelo.

—Espera —dijo la chica nerviosa, mientras se sonrojaba fuertemente con Izuku tomando su mano, tirando dos ramos de rosas en el camino —espera, espera, espera —cuánto le gustaría ventilarse en ese momento, sentía que le estaba empezando a faltar el aire ¿Eso realmente estaba pasando?

—Uraraka-san

Esta pasando, esta pasando —pensó la chica, sin saber dónde mirar debido a los nervios y emoción. Cuándo giraba la mirada pudo notar como varios comensales habían sacado sus celulares para empezar a sacar fotos o grabar, no todos los días se veía a dos de los héroes mas importantes en esa situación. Aunque sin duda eso no mejoraba su estado, ¿Como Deku podía estar tan tranquilo? Bajó la mirada para comprobar que no lo estaba, si era posible, se encontraba peor que ella. Hasta creía ver un poco de humo saliendo de su rostro.

—Uraraka-san —volvió a decir nervioso, cuándo ella se agachó a su lado. Dejando las rosas en el suelo para poder llevar su mano libre a la temblorosa de su pareja.

—Si, Deku-kun —él la miró agradecido. Suspiró y abrió la boca nuevamente.

—Ochako, ¿Te quieres casar conmigo? —dijo sacando con su mano temblorosa un estuche del bolsillo de su saco.

—Si —dice emocionada, antes de que él pueda abrir el estuche y mostrar el anillo. Eso solo hizo que lágrimas llenaran sus ojos— Si, si, si —seguía diciendo mientras su reciente prometido ponía el anillo y lo seguía diciendo al abrazarlo.

El restaurante completo empezó a aplaudir, los que no lo hacían era porque estaban tomando fotos o llamando a la prensa. Deku y Uravity se habían comprometido, la noticia correría por todo el país y tal vez un poco más afuera. Pero ellos ya no escuchaban, el oído de Izuku estaba completo con el llanto de Uraraka y los sentidos de ella, con la sensación en su nariz del cabello de Deku, como sus cálidas manos rodeando su cintura.

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