El Diablo

Capítulo 30

Entramos a mi habitación y de inmediato la deposito sobre mi cama, mientras la beso tiro de su labio inferior y puedo escuchar como deja escapar un gemido que es callado, porque no pierdo tiempo y la sigo besando; dejo sus labios y dejo un camino de besos húmedos sobre su cuello, hasta llegar a su oreja, le doy un pequeño soplo y puedo sentir como se estremece, tiro del lóbulo de su oreja, deposito mis manos por debajo de su vestido, acariciando así todas sus piernas y parte de su abdomen; Cassandra torpemente comienza a desbotonar los botones de la camisa que traigo puesta, le decido ayudar y en cuestión de segundos mi camisa cae, en algún lugar de mi habitación. Cassandra se levanta de la cama y baja el cierre que trae el vestido en unos de sus lados, se deshace del vestido y yo quedo impactado por lo que veo, mi respiración se vuelve pesada y cada minuto que pasa me muero más por estar ya dentro de ella. Cassandra trae puesto un juego de lencería rojo elaborado en encaje, que la hace lucir súper sexy; no pierdo tiempo y me acerco hasta donde ella y antes de besarla, uno nuestras frentes y le susurro

-eres perfecta- no la dejo responder, ya que rápidamente tomo nuevamente sus labios, además de depositarla nuevamente sobre la cama. Mientras la beso, inspecciono cada parte de su cuerpo con mis manos, llevo una de mis manos hacia su espalda y ella para facilitarme las cosas, se arquea un poco y en un rápido movimiento, me deshago de su brasier; sus pechos quedan al descubierto y no pierdo tiempo y masajeo a cada uno de ellos con mis manos. Comienzo a repartir un par de besos húmedos en todo el centro de sus pechos y cuando introduzco uno de sus pezones en mi boca ella deja escapar un gemido con mi nombre

-Christopher- bajo rápidamente por su abdomen, repartiendo besos sobre eso y por cada beso que dejó, puedo sentir que cada vez, se estremece mucho más. Llegó hasta su parte más intima y me cercioro de que ya se encuentra completamente mojada. Juego un poco con el borde de su braga y juro que puedo sentir en estos momentos, como su cuerpo se llena aún más de placer; ella sus manos hasta las minas y en un rápido movimiento hace que me deshaga de sus bragas, quedando para mi completamente desnuda. Me quedo estático por un momento, admirando por completo a la mujer que amo, muriendo de placer sobre mi cama. Me deshago de los pantalones que traigo puesto, quedando solamente en bóxer, y en estos momentos estoy a punto de hacer algo, que jamás había practicado. Nuevamente me acerco hasta su zona más íntima y por todo su alrededor dejo un par de besos y cuando menos se lo espera, succiono de su zona y ella deja escapar un fuerte gemido; dejo que mi lengua haga todo el trabajo y solo es cuestión de un par minutos, cuando siento sus muslos contraerse y al instante me separó y ella se viene completamente. Me deshago de mi bóxer y con mi miembro, acaricio su zona

-no me tortures-dice un susurro y prácticamente no la hago esperar, ya que yo tambien estoy muriendo de deseo. Me hundo lentamente y puedo sentir como al comienzo se tensa; cuando estoy completamente dentro ella no me muevo de inmediato, espero un par segundos para empezarlo hacer y al comienzo mis movimiento son algo lentos y cuidado por el temor de no querer causarle daño alguno. Con el paso del tiempo me muevo un poco más rápido y entre jadeos y besos, se escapan un par gemidos por parte y parte. Siento como todo mi cuerpo se tensa en señal de que estoy a punto de llegar al orgasmo, a los segundos, sus músculos se contraen y hacen presión sobre mi miembro, eso solo quiere decir que ella está en el mismo punto que yo; aumento la velocidad de mis movimientos y ella llega primero que yo a su orgasmo, pero el mío no tarda en llegar y dejo escapar un gruñido muy agudo. Salgo de ella y me derrumbo aun constado de ella, y rápidamente nos acomodamos y quedamos frente a frente

-esta ha sido a le mejor noche de toda mi vida- le digo con la vos agitada y acariciando su rostro con una de mis mano, rápidamente dejo un beso sobre sus labios, paso uno de mis brazos por debajo de ella y Cassandra no pierde tiempo y se acomoda sobre mi pecho

-gracias por hacerme sentir tan especial- me dice luego de haber recuperado el aliento- llegas a mi vida para colocarla patas arriba, pero no me arrepiento de nada, porque contigo he pasado los mejores momentos- doy un beso sobre la coronilla de su cabeza, y luego de eso ambos nos quedamos callados y luego de varios minutos puedo sentir y escuchar la respiración tranquila de Cassandra, en señal de que se ha quedado dormida.