Antología: El amor en tiempos de Fanfic

"Una vez más" - ElenaVallejo

Fandom: CNCO

1 – Desamor 💔

Diciembre, 2023

Llego a casa como cualquier otro día... Cansado, desanimado, irremediablemente convencido de que la vida es una mierda y nada lo puede cambiar.

Dejo las llaves del auto sobre la mesa, así como mi portafolio. Me dirijo a la cocina y abro la refrigeradora para tomar un poco de agua.

— Amor, llegaste. No te escuché —escucho la voz alegre de mi embarazada esposa.
La observo y me dedica una sonrisa.

Cuanto quisiera abrazarla y besarla, quizá decirle que la amo y que me ha hecho falta todo el día... pero a quien engañaba, la verdad es que hace tanto que ya no sentía nada de eso.

—Hola, Camila —me limito a decir. Dejo el vaso sobre el resfregadero y decido pasar de ella.

— Te calentaré la comida, Chris —habla de inmediato, casi pareciendo que ruega por un poco de mi atención.

—No, déjalo. Ya vine comiendo —contesto y empiezo a subir a mi habitación.

Tomo un baño de agua caliente y luego me acuesto para finalmente tratar de descansar.
Mañana sería un nuevo día de porquería.

2 – Pérdida 💔

— Vélez, tengo que hablar contigo —dice mi jefe con un tono fuerte de voz.

Asiento y me pongo de pie para posteriormente seguirlo hasta su oficina. Él es el primero en sentarse y luego me da una señal para que yo haga igual. Tomo asiento y no digo ni una sola palabra.

—Vélez, es la tercera vez que te llamo a mi despacho —habla mientras mueve entre sus dedos un bolígrafo que posiblemente cueste más que mi traje usual de trabajo.

—Así es, señor.

—Entonces está de más el decirte los motivos —comenta y asiento. —Pues bien, te advertí que de no mejorar tus números tendría que tomar medidas.

—Señor, yo...

—Lamentablemente tengo que ser portador de malas noticias —me interrumpe con cansancio. — Estás despedido, Vélez —dice sin más y solo puedo apretar mis manos en puños por la impotencia.

—No puede hacerme esto —musito, tragando el nudo en la garganta que se me ha formado.

—Claro que puedo, es mi empresa, señor Vélez. Y con mucho pesar por su esposa y su futura hija, tengo que hacerlo. Le di una oportunidad porque el padre de su esposa me lo pidió, sin embargo, no estoy obteniendo resultados de su trabajo.

—Me esfuerzo mucho —arremeto con rabia al escuchar sus palabras. Y tampoco soportaba que me restriegue en la cara que me dio el puesto por puro compromiso con mi suegro.

—Pues no creo que ese esfuerzo sea suficiente —habla tajante. Se pone de pie y deja el bolígrafo ostentoso junto a una carta de despido frente a mí. —No haga esto más tardío. Firme y recoja sus pertenencias cuanto antes, señor Vélez.