Parte sin título 7

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La llovizna no hacía más que molestar, hacia media hora se había encerrado en su habitación y tirado en su cama con ese cuaderno que creyó no volver a ver a un lado. Donny aún no regresaba, había salido a comprar, pero ya había tardado demasiado.

-¿debería ir a buscarlo?- se preguntó volteando la cabeza hacía la puerta de su habitación -¿debería?- entrecerró los ojos y se sentó en la cama aun mirando la puerta, intento levantarse pero vio el pequeño trozo de papel cercano a la puerta, inmediatamente lo reconoció, él lo había arrancado del cuaderno -Donny... no lo habrá visto ¿cierto?- se preguntaba mirando nerviosamente la puerta –él no puede saber nada de esto- lo hizo bola y tiro el papel al bote de la basura.

-¡ya regrese!- se oyó la voz de su amigo desde la entrada –June en una hora estará la cena- informo el castaño, seguidamente se oyeron ruidos de ollas y sartenes ser movidos de lugar.

El rubio más tranquilo volvió a sentarse en su cama, tomo el cuaderno y lo abrió en las últimas hojas.

--todos tus sentimientos estarán seguros si soy yo quien los cuida--

--gracias por confiar en mí--

--creí que este sentimiento era mutuo, veo que me equivoque, cuando se trata de ti siempre me equivoco--

--creí que en verdad te había enamorado como tú me enamoraste, y aun que es algo de lo que no me arrepiento, si me duele que no sientas lo mismo--

--este será lo último que escriba en tu corazón, por favor se feliz con quien quiera que elijas, no me busques que yo no lo haré, te olvidare como tú lo hiciste aun sin darme la cara para terminar esto que no debió iniciar--

Esas y más frases estaban escritas por el puño del niño que hacia una horas había salido de su vida, y, aunque él no tenía a nadie, le alegro que ese niño si tuviera un soporte, aunque ese soporte fuera el que lo hizo lastimarlo y alejarlo de esa mala manera.

Salió de su habitación con dirección a la cocina.

-DongDong- llamo desde el umbral de la puerta de la cocina, el mencionado lo miro con sorpresa, solo lo llamaba de aquella manera cuando se sentía enfermo – ¿ya casi cenamos?- pregunto inocente

-ya casi- respondió volviendo su atención a la estufa –ve poniendo la mesa, los platos, vasos, el agua, lo demás.

-ok.

-June- le llamo antes de que saliera de la cocina – ¿estás bien?- le miro preocupado

-...- asintió como un pequeño niño mirando al suelo por miedo a ser regañado.

-ok, entonces ve a hacer lo que te pedí- dijo sonriendo tranquilamente para no hacer sentir más incómodo al rubio.

No estoy enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora