Agradable Compañía

72 11 7
                                    

Llegar a casa y despojarme del calzado, sentir como se relajan mis pies en el frío suelo y se van sintiendo acogedores. Caminar con soltura por la sala mientras me quito el incómodo sostén y mi cuerpo me lo agradece. El silencio... Ese tranquilizador silencio que se escucha en la estancia, ningún ruido, ninguna persona, ninguna compañía, nadie. Estoy sola. Y que bien se siente. Tomo una relajante ducha de horas en la tina mientras el soneto Claro de luna de Beethoven suena por el alta voz. Me sirvo una copa de vino y el mullido sofá me espera con las páginas, esta vez, de Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Que bien se siente estar en la agradable compañía de la soledad.

Perfección DefectuosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora