Llegando a La Tierra de Oz

33 4 7
                                    

Aquella mañana en el trabajo me encontraba con un nudo en la garganta del coraje, nuevamente lo habían vuelto a hacer en "Editorial Sapiencia" , el lugar dónde yo trabajaba, en los días anteriores había fallecido un viejecito que ya era toda una institución dentro de la editorial, uno de aquellos viejillos que parecía haber estado presente cuando Adán le dio la manzana a Eva y que todos los días desde que lo conocí hace más de diez años parecía que ese día se iba a morir, pero nada mas no se moría. Independientemente de la pena que me pudiera causar su fallecimiento, mi molestia era que nuevamente había quedado una vacante, que provocaría que el jefe de mi jefe ascendiera y de igual manera mi jefe, de tal manera que se abriría una vacante justo encima de mí que por fin me dejaría ascender después de estar siete años estancada en el mismo puesto gerencial, pero nuevamente el puesto se lo dieron a alguien con menos años en la empresa y eso únicamente porque ese alguien tenía algo que yo no: ¡Un pene!. Se me hacía tan injusto. Con la sonrisa mas fabricada que podía me tuve que acercar a González para felicitarlo por su ascenso, de ese tipo de sonrisas tan falsas que hasta duelen los músculos de la cara sólo por tener que mantenerla y en mi mente me figuraba que mi rostro había cambiado por una cara como la del "Guasón" de lo tensa y lo falsa que era aquella sonrisa, pero nadie reaccionó de manera rara al verme por lo que creo que a pesar de mis figuraciones mi rostro mantenía una sonrisa natural y creíble, después me dirigí a mi oficina a rumiar de coraje; ahí me encontraba cuando un hombre alto, moreno, de nariz gruesa entró a mi oficina, era Michel Coello quién tocando la puerta preguntó: -¿Se puede pasar?- con sólo verlo sentí como el mal humor se iba disipando- ¡Claro!- Contesté -¿Quién hubiera imaginado que ascenderían a González?- Dijo mientras se sentaba en una silla –Creo que hasta González se sorprendió- Le contesté tratando de sonar lo mas casual para disimular el extremo coraje que sentía, Michel guardó silencio por unos instantes y pude notar que había algo que me quería decir y no sabía cómo, hasta que por fin dijo:- ¿Qué te parece si vamos a almorzar juntos aquí cerca al "Natural Food"? –En un instante mi estado de humor cambió y por un momento pensé que el día no sería tan malo después de todo, acepté y el salió de mi oficina para seguir con sus pendientes, yo intenté seguir con los míos pero con ansias esperaba que fuera ya la hora del almuerzo, él nunca antes me había pedido salir a comer juntos solos los dos.

Ya en la hora de la comida mientras nos dirigíamos caminando hacia el "Natural Food", puesto que nos quedaba a tan sólo una cuadra del edificio dónde trabajábamos, pensaba que tal vez por fin había tomado valor para decirme lo que sentía por mí, sintiendo mariposas en el estómago tomé asiento y el igual lo hizo y mientras el mesero nos entregaba nuestros menús alguien detrás mío me tapó los ojos, cuando me soltó se puso frente a mí y dijo: -¡Sorpresa!- Era mi prima Lourdes quién saludaba con una sonrisa de oreja a oreja, pero yo pude notar que ella igual estaba poniendo su sonrisa de "Guasón" o así lo debía de sentir ella aunque no se notara -¿Qué sorpresa que haces aquí?- Le pregunté, mientras que para mi verdadera sorpresa ella jalaba el respaldo de un asiento y se sentaba –Vine a comer con ustedes- Dijo intentando sonar de la manera más natural, cuando terminó de acomodarse pude notar que la mano de Michel se dirigía hacia la de ella y la tomaba, creo que en ese momento no pude disimular mi cara de estúpida, pero como haya sido ellos prefirieron fingir que no la notaron y por fin "Lulucita", como la llamábamos las primas, se decidió a decir:- Dado de que tu nos presentaste queríamos que tú fueras la primera en saber la noticia, de que Michel y yo somos novios- En medio del aturdimiento ya no supe que contestar y ella siguió hablando dando una explicación de cómo se habían dado las cosas, como desde que los presenté hacía ya dos meses, ellos se habían seguido viendo y yo nunca sospeché absolutamente nada, sus palabras se convirtieron para mí en un rumor vago y estorboso mientras yo sentía que me hundía como un cadáver se debe de sentir cuando lo hunden en el mar con un bloque de cemento encima, después de eso solo recuerdo flashazos de lo que sucedió, yo intenté disimular mi turbación lo mas que pude y poniendo nuevamente mi sonrisa de guasón los felicité, comimos juntos mientras ellos mantenían una charla alegre y yo tan solo guardaba silencio intentando mantener un sonrisa hasta que por fin pude regresar a mi oficina y volverme a quedar a solas, a rumiar, golpeé con fuerza mi escritorio y luego reflexioné que no tenía derecho a estar molesta, en realidad entre Michel y yo no había nada más que una relación estrictamente profesional, el tenía todo el derecho de andar con la que se le diera la gana, era libre, y Lulú igual, ella no sabía de mi "Crush" con Michel ¿o sí?, no nunca se lo llegué a decir ¿o si?, estaba siendo una inmadura por sentirme enojada cuando en realidad debía sentirme contenta por ambos. De verdad aquel día había sido el peor día de mi vida desde aquel cuando tenía veinte años que me emborraché y perdí el conocimiento y al día siguiente tuve tremenda resaca que no me permitía ni levantarme de la cama, pero aquel día el mal que tenía era físico, y ahora el dolor que sentía era del alma o del corazón....creo....mejor dicho de la mente....porque todo estaba en mi mente, sin embargo, en mi mente o no, ahí estaba el sentimiento y no lo podía dominar, fue precisamente en ese momento en el que me entró la llamada, si hubiera sido en otro momento, estoy segura de que en vez de acabar en OZ, me hubiera quedado segura y salva en Kansas, pero de ser así tampoco habría historia que contar ¿o sí?. En mi furia contesté mi celular sin ver, pero no tardé en reconocer la voz de Pilar que decía a manera de saludo:

Proyecto 20 Otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora