Las K-Venturas de Khazoo

Cap. #12: Una Realidad No Muy Real

El año de 2020 corría, el motor de un Jeep inundaba el ambiente, cuatro sobrevivientes a máxima velocidad, cabello dorado volaba y mi rostro inexpresivo se postraba en el horizonte. -Estamos a unos dieciséis minutos de llegar a Guadalajara, vayan sacando sus armas y bolsas para recursos.- una masculina voz advertía al grupo, yo saqué mi pechera y mi ballesta, un puño de flechas de alta aerodinámica y aplicaba una mira del doble de visión, el niño sacaba su resortera y preparaba canicas de metal, se colocaba un casco militar usado, el engendro afilaba sus garras y se ponía un chaleco antibalas y por último el jefe sacó una Desert Eagle de doce coma siete milímetros de calibre con una longitud de ciento cincuenta y dos milímetros de largo equipada con un silenciador de última generación.

El auto se detuvo, la ciudad fantasma nos abrazaba y los salvajes nos rodeaban sigilosamente, baje un pie de la camioneta y se escuchaba como los arbustos se movían y removían, como se preparaban para despellejarme centímetro por centímetro para luego devorarme. -Momoka, baja con cuidado...- Cargue la primera flecha, me aleje del vehículo para ir hacia una farmacia abandonada, de espaldas entre al establecimiento, tome una daga de mi cintura y sostuve la ballesta con la otra mano, apuntando a el salvaje más cercano a mi coloque la daga a un lado de la flecha para que al momento de desplegar el disparo los dos salieran juntos y eliminaran a dos salvajes, ya que había otro a un lado de al cual yo estaba amenazando con mi arma. Dos abajo, muchos más corriendo hacia mi, otros cuantos cayendo gracias a mis acompañantes en el vehículo, y yo tomando lo más que pude de las medicinas de aquella farmacia, claro, también tomé varios bocadillos energéticos y botellas de agua y de más. Clavando patadas a aquellos depravados hombres salí de ese lugar, corriendo con toda mi fuerza hacia la camioneta, por desgracia solo llego mi bolsa...

Pise el acelerador, se la habían llevado, no había nada que yo posiblemente pudiera haber hecho, el chamaco tiro una bomba de humo para que los salvajes se entretuvieran intentando limpiarse los ojos de aquel gas que la bomba contiene el cual es irritante para la piel y ojos, similar al gas mostaza. -¿Ahora que hacemos por ella?- El Niño preguntó , si, yo también la extrañaba pero tenia que seguir el código que nosotros mismos nos pusimos: "Tú muerte, tu problema." Esto es algo que a veces era muy difícil de respetar por todo el cariño que nos teníamos pero era lo mejor para todos de cierta manera, un silencio abrumador empezó a apoderarse de la situación, ni el ruido del motor se escuchaba, todo se había callado...

Agua caliente deslizaba por mi desnudo cuerpo, mis piernas apenas y se movían, apenas yo me quería mover, el placer que estaba experimentando en ese momento era increíble, de ahi... Vino el infierno, ásperas y malignas manos me tocaban y agarraban, desde mis labios hasta mis muslos, manoseada tras manoseada, carnosas espadas me amenazaban, mi inocencia, mi delicadeza, mi belleza, todo se esfumo, dolor y sufrimiento en cada estacada, ni mis cuerdas vocales podían ser usadas, miedo a morder, miedo a ver, miedo a mover, esos asquerosos demonios me habían convertido en mierda, mi ultimo suspiro ya se había desperdiciado.

 

X/IV/MMXVIII