7.Sucesos inesperados.

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Parte II

4:02 PM

Lilian Jones:

Mi padre, mis cinco hermanos y yo, salimos a cenar en familia esta tarde. Fuimos a la feria de la ciudad y después comimos en uno de los restaurantes más conocidos de Graydale. 

El motivo fue para celebrar que mi padre ya está por abrir su nueva empresa de construcción, y ya no tiene que trabajar para el hombre más rico y odioso de Goldenvill,( la ciudad vecina) el señor Nicholas Parker. El padre de Nate.

Llegamos a casa y pronto subí a mi habitación, pues había recordado que debía terminar de editar una maravillosa foto que tomé esta tarde en el establecimiento donde se realizaría la feria.

Desde muy pequeña, tenía la pasión de llegar a ser algún día una fotógrafa profesional, y en ese instante comencé a tomar fotografías de cualquier cosa que me pareciera digna de tenerla en fotos.

Al acabar de editar, decidí ponerme mi cómoda ropa para irme a descansar un par de horas, e inesperadamente recibí un mensaje de Nate Parker, diciendo específicamente lo escrito a continuación:

Nate Parker:

Hola, lily ¿qué tal?

¿Nos veremos hoy?

Le respondí:

Lilian Jones:

Hola, todo bien. Y sí, por supuesto que nos veremos.

En la cafetería de la calle Street water ¿no?

Nate Parker:

Sí.

Lilian Jones:

Ok, allí estaré.

Nate Parker:

Nos vemos.

Casi olvidaba mi "no cita" con Nate. Así que rápidamente comencé a arreglarme, y cuando terminé de alistarme, me dirigí a la calle Street Water que queda muy cerca de Beverly.

Decidí ponerme para salir hoy, un suéter rosa pálido sencillo y cómodo y unos jeans. Trencé mi largo cabello y apliqué solo bálsamo en mis labios. 

Nuestras miradas se cruzaron en la puerta de la cafetería, todo parecía algo casual. Él se hallaba parado allí, sonriéndome tiernamente.

Se ve tan lindo que mis ojos no pueden despegarse de él ni un minuto. Así que no pude evitar sentirme fuera del lugar por haberme puesto lo primero que encontré.

—Hola, Lily —me saludó al acercarme.

—Hola —le sonreí nerviosa.

—¿Entramos?

Asentí sin dejar de sonreír. 

Hizo un gesto para que entrara primero que él al abrir la puerta.

Entré aún esbozando una sonrisa alegre, y nos sentamos en una de las mesas del fondo.

Ordenamos dos malteadas. Él, una de vainilla, y yo una de mi sabor favorito, chocolate.

—Háblame de ti —intentó sacarme conversación.

—No hay mucho qué decir en verdad —dije— Puedes hacerme preguntas.

—Bien, empecemos... —habló— ¿Qué te gusta hacer? ¿Cuál es tu hobby?

—Ah... después de clases, cuándo tengo tiempo, me enfoco en tomar fotografías de cosas que me gustan —le comenté.

—¡Waoh! Eso es bastante cool. He de suponer que eres muy buena —me regaló una sonrisa.

—No, solo soy una principiante —río mientras acomodo mi flequillo.

—No lo creo, necesitaría ver una de tus fotos para comprobarlo —se arrimó en su silla hacia el frente, para verme de cerca.

—Con gusto te las mostraré algún día —probé un poco de esa deliciosa malteada.

[...]

La cita finalizó.

Comentamos cosas que nos interesaban mutuamente, y ordenamos una pizza después. Nate se ofreció a llevarme hasta mi casa, no trajo su auto ya que se averió, así que tuvimos que irnos caminando.

Hemos conversado mucho en el camino, a penas estamos varados en la brecha que separa a la calle Water de Beverly.

Antes de llegar a Beverly hay una oscura vereda, pues en Water siempre vas a toparte con una de estas, o bien sea un callejón.

Camino por en medio del sombrío lugar descuidadamente, y Nate de forma sorprendida me sujeta el brazo, poniéndome tan cerca de él que empiezo a sentirme extraña.

—¿Sabes que me gustas, lily? —susurró a mi oído— De hecho, me encantas.

—¿Qué haces? —lo alejé de mí empujándolo— Ya sé que intentas y, lo siento mucho Nate, pero solo seamos amigos ¿sí?

Directo a la Friendzone.

—¿Qué pasa contigo?

—¿Qué pasa conmigo? ¿Ahora resulta que yo soy la del problema? —me enfadé— Si piensas seguir con esto será mejor que me vaya.

Me di la vuelta pero el volvió a tomarme de la mano, y todo pasó como la primera vez, pero no era con Zayn.

Sí, Nate Parker me había besado. Pero no sentí nada especial, fue como si nada hubiera pasado.

Terminó el beso, y al hacerlo no dudé en darle una enorme bofetada.

—Esto es por ser un estúpido arrogante —le aclaré.

Lo abofeteé por una segunda vez.

—Y esto es por el beso.

Me largué del lugar dejándolo solo, no quería pasar a mayores. No quería que este chico se acercara a mí nunca más.

Al día siguiente me veía con cara de enojo desde su casillero, aún así seguía sintiendo que hice lo correcto.

Y eso no fue lo peor que sucedió en esta semana. Bueno, tal vez sí lo fue. Pero, tras el entierro del primo de Emma, un montón de cosas tuvieron lugar inesperadamente.

Indiferente © [EDITANDO] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora