15.Recuerdos del pasado.

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Zayn Beckett:

Culminé el beso.

Situé la vista en su antebrazo izquierdo y me topé con la herida de hace unas semanas.

—¿Pasa algo? —preguntó.

—Sólo miraba tu herida. Ya se recuperó —contesté. Luego añadí: —Ya es tarde, deberías volver a tu casa.

—Lo haré —dijo.

—¿Quieres que te lleve?

—No quiero molestar.

—No lo harás 'entrometida'.

Le eché una sonrisa.

Me levanté de la cama, me coloqué encima una nueva camiseta reemplazando la que llevaba puesta. Con eso, tomé las llaves de mi auto y encendí el motor, procediendo a conducir hasta su casa.

La dejé frente a la puerta. Se despidió de mí besando mi mejilla derecha, después de decirme "Descansa".

Esperé a que estuviese dentro de su casa, entonces, me dirigí hacia los departamentos de Beverly Street, a tan sólo cinco cuadras de la casa de ella.

No podía sacarme de la cabeza el hecho de que fuera cierto lo que Erick me dijo sobre Abigail. No lo creo. Por eso planeo ir en dirección a su departamento, allí confirmaré si todo es cierto.

No confío en Erick, no es de fiar. 

[...]

Después de escabullirme disimuladamente en su departamento, (utilizando un gancho como llave para abrir la puerta, estrategia que aprendí gracias a las Cobras), conseguí entrar. 

Recorrí la sala, la pequeña cocina comedor, hasta hallarme enfrente de su habitación.

Observé todo absolutamente, el sitio estaba en orden, pero el cadáver de Abigail —tal como había mencionado Erick— estaba allí, recostado en la cama junto a una caja de pastillas que sobresalían de esta.

Al verla mi corazón se aceleró, mi pulso se descontroló.

La chica que amaba había muerto. Se había suicidado tomando un montón de pastillas, y verla así, acostada en la vieja cama de su departamento me hacía verme a mí mismo como algo repugnante. 

Rápidamente los recuerdos del pasado, recuerdos de los momentos que habíamos pasado juntos, así como el último día que la vi y la discusión que tuvimos, empezaron a fluir en mi mente, velozmente comenzaron a invadirme.

Comencé a enfurecerme, esta vez fue conmigo mismo. Sé que tuve algo que ver en esto, sé que en parte..., yo tuve la culpa.

Mi piel se tornó pálida para mi sorpresa, mis manos se pusieron heladas, comparables a un bloque de hielo. Me senté sobre la pequeña cama y me quedé inerte, visualizando su cuerpo frío e inmóvil.

Me fijé en su muñeca derecha, justo en ella estaba la muestra de que había intentado suicidarse de otra forma, allí en las partes de sus venas se encontraba repleta de cicatrices y moretones, parecía que hubiese intentado cortarse las venas y acabar su vida de esa manera.

Era mi culpa. 

Había creído que la discusión que tuvimos hace un tiempo resultaba inofensiva, no me guié por su semblante triste, por su rostro empapado de lágrimas, no me interesó en lo más mínimo. Aunque la amaba, estaba enojado y perdí la razón. Me equivoqué, y cometí el más grave error de mi vida: destruir a la chica que amaba.

Al instante en que recordé todo aquello, esa discusión que tuvimos ese día, mis ojos no pudieron permanecer intactos, se cargaron de lágrimas y poco a poco una de ellas brotó de mis ojos, escapándose llena de dolor y angustia, porque aquello que tanto quería ya no estaba, lo había perdido... por completo.

Indiferente © [EDITANDO] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora