Eh tú, si tú, la persona que me hace sentir miles de emociones que ni siquiera sabía que existían en milésimas de segundos. La persona que provoca que cada centímetro de mi piel se erice con un leve rozamiento, con la sensación de tu tacto. La persona que convierte los glóbulos rojos de mis venas en coches de carreras, los cuales luchan en una larga carrera por llegar a la meta, mi corazón, provocando que los latidos que marcan mi pulso aceleren. La persona que consigue dilatar mis pupilas con el simple gesto de mirarme a los ojos.
Y es que provocas tantas cosas en mi que en ocasiones dudo del control que puedo llegar a tener sobre mi cuerpo, sobre mis acciones o incluso de mis pensamientos. Provocas tantas cosas en mi que a veces pienso, siendo completamente sincera, que eres la sangre que mantiene mi corazón en vida, las descargas eléctricas que consiguen el funcionamiento de mi cerebro, que eres el elemento que mantiene mi organismo correctamente.
Y sí, lo se, soy completamente consciente de que en este juego entre dos, yo soy el peón del tablero que siente la mayor parte de las cosas, por no decir todas.
Pero déjame decirte que, por mucho que no lo creas, eres parte de mí. Eres el aire que respiro cada mañana fría del invierno, eres mis ganas de vivir, de disfrutar. Tú, y sólo tú has conseguido todo eso...
Así que déjame decirte que sin ti, yo no.
