Me levantaré y seré fuerte. Me construiré de nuevo con todas las ruinas que provocaste en mí.
Abriré las alas que se mantenían encadenadas a tus actos, a tus palabras.
Y reiré. Reiré como nunca antes.
Seré feliz porque, finalmente, me habré librado de la cárcel de tu corazón.