Corazón. Qué palabra más intensa, ¿verdad?
Pero déjame contarte una cosa. Algo que creo que es importante que sepas...o al menos, que recuerdes de nuevo.
Y es que en esta vida hay corazones de todo tipo. Corazones vivos, muertos, apagados.
Corazones libres, rojizos,alegres.
Corazones vacíos, corazones destruídos.
Hay corazones llenos de esperanza, de ilusión, de amor...pero también hay otros que, tristemente, no tienen esa suerte. Hay corazones negros, que inundan con cada gota de sangre que les riega un gran vacío. Un vacío de arrepentimiento, de desengaño y...de dolor.
Pero tú no eres capaz de reconocerlo...jamás has lo has sentido. Porque tú, corazón, careces de ello. Careces del órgano más importante, el que nos hace capaces de sentir o amar, de ser personas. Tu pecho está ocupado única y exclusivamente por oscuridad, vacío e indiferencia. Una indiferencia que poco a poco, me iba destruyendo.
Y es que a pesar de todo, te llevaste una gran parte del mío. Arrasaste, con todo mi corazón.
Así que...disfruta de él. Pero no lo desperdicies porque he de decir que yo soy capaz de seguir adelante, pero tú, corazón, necesitas reconstruírte.
