Las cosas habían cambiado un poco desde el accidente de Daniel. Las rutinas de ambos amigos se habían hecho muy cercanas. Alex lo ayudaba en todo lo que podía, incluyendo las tareas y trabajos de la universidad.
Ya que no podía comenzar a trabajar con el profesor Linares hasta haberse restablecido, gozaba por el momento de un pequeño descanso mientras se recuperaba de esos 10 puntos de sutura.
Esto no le impidió seguir atentamente sus estudios. Alex como buen amigo que era, trabajaba junto a él los temas mientras estaba a su cuidado esa semana de internamiento.
-No podría sentirme más agradecido de contar con un amigo como tú. -le dijo el ojiverde con una sonrisa sincera.
-¿Cuántas veces me has salvado tú a mí Danny? Anda, díctame lo que sigue de tu informe para terminar de hacer el trabajo. Mañana tenemos que presentarlo en la clase de Castells. -dijo Alex a la par que tipeaba lo que su compañero le iba dictando.
Era una semana extraña para Daniel, pues muchas cosas habían cambiado de repente para él. Su corazón se sentía confundido tanto por Alex como por las visitas continuas del profesor Oscar quien desde la primera tarde, llegó a verlo con una bolsa de plástico con pastel de fresas.
Los tres conversaban todas las tardes y Linares se hizo a la idea del rutinario cuidado que Alex le daba a su amigo, no sin ciertos momentos incómodos.
El día previo a la salida de Daniel, se presentaron de visita Linares y Castells.
Eduardo fue a ver a su alumno y averiguar su estado. Asi mismo lo felicitó por ser cumplido con sus trabajos, lo cual Alex encontró muy alentador y le alegró ser de tan buena ayuda para Daniel.
-Edu, necesito conversar con Estrada. Es importante porque dentro de poco estará trabajando para mí. ¿Sería mucha molestia que nos dejen solos unos momentos? - Dijo Oscar con una mirada significativa al otro maestro.
-Claro, Oscar. - Dijo Edu comprendiendo. Llamó a Alex con una sonrisa y le invitó un café. -Así podremos conversar también nosotros sobre los futuros trabajos y la perspectiva que tú tienes como escritor.
Alex, que no era nada tonto, comprendió enseguida que Oscar quería pasar un tiempo a solas con Daniel y ni corto ni perezoso siguió a Eduardo a la cafetería del hospital.
Una muchacha sonriente con un mandil marrón los atendió. Se sentía afortunada de contar con ese par de clientes tan apuestos.
-¿Desean ordenar algo en especial?
-Un café mocha y un pastel de nuez- dijo Eduardo con una de esas sonrisas capaces de desarmar mujeres.- ¿Y tú Alex? ¿Qué te provoca? Yo invito.
Como estaba un poco distraido y no esperaba esa atención de su maestro, el muchacho ordenó lo primero que se le vino a la mente. Abrió el menú un poco sonrojado y pidió lo primero que vio.
-Pastel de zanahoria y te Oolong por favor.
-De acuerdo, sus pedidos estarán en un instante.
-Muchas gracias. - dijo Eduardo educadamente.
Apenas la muchacha se retiró y comenzó a cuchichear con su compañera , Eduardo le dio la espalda y se puso a conversar con su alumno.
-¿Crees que Oscar se tardará en comentarle a Daniel de su nuevo empleo?- preguntó Alex como para hacer tema.
-No creo que se tarden tanto si es un tema estrictamente de trabajo. Como te comenté previamente, el profesor Linares divide bien entre ambos aspectos de su vida. No creo que sea un asunto de flirteos, aunque tu amigo se haya recuperado bastante bien.
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Prohibido Besarte
Random¿Puede un maestro amar a un alumno? Va esto en contra de toda ética, y nos hace preguntarnos qué puede más, si la razón o el corazón. Eduardo Castells un afamado novelista y catedrático encuentra el amor en Alex, un alumno de segundo año, el cual lo...