LA TUMBA DE LA SIRENA, LA BRUJA DE JOVEL

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Cuentan los viejos coletos, como suelen llamarles a los habitantes de San Cristóbal, que Enedina, se dedicaba a la hechicería y con los trabajos esotéricos que hacía, logró acumular una enorme riqueza, por lo que al morir, pidió que las enterraran con cuatro sirenas y toda su riqueza.

En estos días de muertos, se observa que varias personas colocan veladores y flores en su cripta, algunos de los que la recuerdan, a sus familiares, Enedina, hizo favores en el pasado.

La bruja de Jovel, murió siendo muy joven, a los 24 años de edad, dicen tenía poderes sobrenaturales y al parecer fue enterrada parada, con toda la fortuna que acumuló de la hechicería.

El mausoleo de Enedina, luce con 4 simpáticas sirenas con los brazos abiertos y el torso desnudo, en la cúspide del monumento histórico, con estructura antigua, de adobe y bajareque.

Entre otros personajes, descansan los restos de reconocidos pilotos, arquitectos, maestros, políticos e intelectuales.

Dicen que Enedina, advirtió que nadie se atreviera a abrir su tumba para sacar su riqueza, porque morirá la persona que lo haga, junto con sus seres queridos.

Con más de un siglo de muerta y sin ser intelectual, la tumba de Enedina, sigue siendo de las más visitadas y fotografiadas en el día de muertos.

La enigmática Enedina, nació en 1876 y murió en 1900, y su tumba forma parte de una treintena de tumbas históricas, de los siglos XIX y principios del siglo XX, en el panteón municipal de San Cristóbal de las Casas.

Así también, en este campo santo, descansan los restos de personajes ilustres, entre las que destacan, la maestra María Adelina Flores, el general Crescencio Rosas y don Prudencio Moscoso.

Entre otros personajes, descansan los restos de reconocidos pilotos, arquitectos, maestros, políticos e intelectuales.

Estado desconocido.

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