<<Recibe las desgracias como una agrada sorpresa.
Aprecia los infortunios como aprecias tu propio cuerpo. >>¿Por qué deberíamos <<recibir las desgracias como una agradable sorpresa >>?
Porque un estado decaído es una gran ayuda:
Recibirlo es una agradable sorpresa.
¡Y también lo es perderlo!
Por eso deberíamos <<recibir las desgracias como una agradable sorpresa >>.¿Porqué deberíamos <<apreciar los infortunios como aprecias tu propio cuerpo >>?
Porque el cuerpo es la fuente de nuestros infortunios.
Si no tenemos cuerpo, ¿qué calamidades podemos sufrir?De este modo, sólo a aquel que está dispuesto a dar su cuerpo por el bien del mundo se le puede confiar el mundo.
Sólo aquel que puede hacerlo con amor es digno de ser su administrador.