Deslice para desbloquear

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Llevaba un tiempo fuera de su casa, en la vereda de al frente apoyado en un poste de luz. Pensaba interceptarlo cuando saliera, era un pésimo plan, pero era lo primero que pensé por lo que simplemente me quedé allí por una media hora, no había señales dentro de la casa así que estaba rindiéndome, ya no sabía qué hacer ni a dónde ir a buscarlo.

-Oye, ¿qué hace acá? -Me giré asustado para encontrarme de frente con el ruliento. Tenía unas notorias ojeras y una caja de zapatos en las manos.

-¿De dónde vienes? -Pregunté, no lo había visto salir así que supuse que salió temprano.

-Fui donde mi polo-, donde mi ex a buscar unas cosas que tenía en su casa, y tú, qué haces afuera de mi casa. -Estaba un poco encorvado por lo que me enderecé mostrando determinación (de la cual carecía), traté de hablarle a los ojos, pero no pude, desvíe mi mirada hacia la caja.

-Vine a conversar contigo. -Subí mis ojos hasta encontrarme con los suyos, me sentí nervioso.

-No tenemos nada que conversar, chao. -Afirmó más fuerte la caja y pasó por mi lado dirigiéndose a su casa. Quedamos a espaldas del otro. No podía dejar las cosas así, me había auto obligado a ir para solucionar las cosas. Me giré y fui a buscarlo, estaba en la reja sacando las llaves, le tomé del hombro, pero con un movimiento violento sacó mi mano de él. Se giró para quedar de frente.

-¿No cachai indirectas? Te borré de todos lados, no quiero verte más weón, ¡Ándate de acá! -Me callé por unos segundos, quedé pa dentro por un rato, pero luego tomé toda mi ira y tristeza y la expulsé de mí.

-¡Quién chucha te entiende, primero te declaras y luego me alejas! ¡Qué quieres de mí weón! Solo vine a arreglar las cosas, ¿acaso vas a botar todos estos años de amistad a la mierda? -Un silencio se mantuvo, ni un pájaro graznaba ni un auto pasaba. El Jaime se dio vuelta, abrió la reja y me invitó a pasar en silencio. No entendía por qué mi corazón no paraba de saltar, estaba asustado, pero no entendía de qué ni por qué. Me senté derecho en el cuarto de estar que muchas veces ya me había sentado, miré la casa que me traía tantos recuerdos. No quería perder esto.

-Bueno Nicolás, te escucho, ¿de qué quieres hablar? -Se sentó frente a mí, al otro lado del living. Me traspiraban las manos, se me secó la garganta.

-No quiero que dejemos de ser amigos, eres como un hermano. -Las manos del Jaime se apretaron, bajó la vista hasta sus zapatos. Nunca creí haber visto una sonrisa más dolorosa que la que vi en su rostro.

-¿Tengo que explicarte las weás con manzanas? Yo ya no te veo como un amigo, seguir contigo como amigos no me sirve, me hiere. Me acabas de llamar hermano, pero yo no me siento así contigo. -Mientras hablaba iba subiendo su rostro hasta mirarme a los ojos por unos segundos.

-¿Desde cuándo que ya no me ves como un amigo?

-Desde hace dos años más o menos. -Me lo dijo apartando su mirada, yo también alejé mis ojos de él, miré al techo con unas inmensas ganas de llorar, era increíble, me sentí traicionado, como si mi amistad hubiera sido falsificada.

-Eso es mucho tiempo, Jaime. -Mordí mi labio, aguantando las lágrimas que quería botar.

-¿Ahora entiendes? ¿ahora entiendes que no puedo seguir siendo tu amigo? Necesito alejarme de ti y olvidarte, y si en algún miserable momento de tu vida quizás puedas perdonarme, pero yo no puedo hacerlo, no puedo perdonarme a mí mismo por sentir esto. -Se levantó del sillón frente a mí, dejándome con las palabras en la garganta.

-Tú eres mi amigo , no puedes decidir por mí sí quiero continuar pensando así de ti. -Me levanté del sillón, enojado y frustrado por no poder arreglar bien las cosas.

-Ahora, te pido que te vayas Nicolás, necesito que me dejes solo por favor. -Abrió la puerta, ahora sí que tenía ganas de llorar. Caminé hasta la reja sin mirar atrás, pero una vez afuera, me volteé para encarar al ruloso de mierda.

-¡Escucha Jaime, nunca dejaré de ser tu amigo, jamás! Ni, aunque me lo pidas, ¡seguiré viniendo y seguiré buscándote hasta que se te pase lo aweonao y quieras volver a ser mi amigo! Tráeme los pacos si querí, con una orden de alejamiento incluso, pero nunca me sacarás de tu vida, ¿me escuchaste? -Al final, la voz se me quebró, dejando escapar un suspiro pesado. El Jaime estaba en el umbral de su casa, mirándome sorprendido en completo silencio. Cerró la puerta rápidamente, y así mismo me fui a mi casa, un poco avergonzado por gritar a todo pulmón en medio de la calle.

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-Si vienes a verme así, te reúsas a dejarme y gritas que no te alejarás, aunque te lo pida, ¿cómo voy a dejar de quererte si te comportas así? -Susurró un joven apoyado en la puerta principal de su casa, con el rostro tapado y las mejillas rojas.


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Lamento tanto no haber actualizado en casi diez meses, no tengo muchas excusas, solo una mala organización con mis horarios. Estoy de vacaciones justo ahora, salí ayer, así que, prepárense (o no) para más capítulos. Ahora me gustaría tomar el punto de vista del Jaime, quizás qué está pensando nuestro pobre Jaimeme.
PD: Perdon por tan poco.

Aguante el GOTH vieja.




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⏰ Última actualización: Dec 13, 2018 ⏰

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El patrón del celu (Jainico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora