Veinte

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Se levantó de donde estaba y parpadeó,  no supo cómo lo hizo, quiso levantar un brazo, pero este salió disparado y sin que él pudiera evitarlo cayó pesadamente a su costado, de regreso a su lugar original. Lo miró y sintió cierta decepción, no sabía lo que era aquello, solo lo sintió, probó con el otro brazo y obtuvo exactamente el mismo resultado, estaba sentado en la camilla de una cápsula, miró alrededor, todo estaba bien iluminado con luces blancas, al fondo había una ventana y a través de ella se veían una serie de siluetas que se movían; sin embargo, él no sabía lo que estaba viendo. "Ponte de pie" dijo una voz. No comprendió las palabras, solo escuchó sonidos, aún así obedeció, y por algún extraño motivo, sus extremidades si respondieron esta vez, sintió frío, estaba desnudo, parecía no darse cuenta de su desnudez, no ser consciente, por lo tanto no demostró sentir vergüenza. 

Pensó en correr, pero no sabía cómo hacerlo, sabía el significado, lo tenía en mente cuando de pronto, se fue. ¿Qué era correr? ¿Por qué lo había pensado? ¿Qué era pensar?  Se quedó parado en medio de la habitación, al lado de la camilla de la que había salido, no entendía lo que estaba pasando, (¿Qué era entender? ¿Qué era nada?). Miró fijamente al frente, orientado hacia la ventana, al lado de esta había una puerta (¿Qué era una puerta?), esta se abrió y de ella salieron dos hombres, él los observó, vio que tenían dos brazos, dos piernas, una cabeza y que ambos se erguían, él también se irguió, imitándolos, la misma voz que le había ordenado que se levantara habló "quieto", y aún cuando opuso resistencia no pudo moverse más, uno de los hombres llevaba bata e iba todo desaliñado y el otro vestía un uniforme militar (¿Qué?), se pararon frente a él y como si no estuviera ahí, comenzaron a hablar. 

"Número del experimento" dijo el hombre del uniforme militar. "Número 20" respondió el de bata, "¿entiende algo de lo que estamos diciendo?" el militar, "lo capta, sin embargo, no alcanza a comprender" hombre de la bata. Se quedaron examinándolo un tiempo más, entonces algo dentro de él se encendió, como si fuera una chispa, sus extremidades de pronto se despertaron, y respondieron a la única orden que les dio, el único pensamiento que cruzó por su mente en ese preciso momento, "atacarlos, matarlos". En una fracción de segundo pasaron mil recuerdos que iluminaron su vida, un rostro de mujer, una risa como una campanada, el roce cálido de otra piel. Un sonido como de una alarma, comenzó a sonar, el hombre de la bata revisó una tableta que tenía en la mano "mierda" susurró oprimiendo varios comandos en esta, Veinte aprovechó esto y les cayó encima, primero al hombre de la bata, lo tiró al piso y lo acorraló sentándose encima y tirando golpes como loco, el militar, con una sola mano y un poco de esfuerzo logró separar a los dos hombres. El hombre de la bata se levantó con un labio partido y un hilillo de sangre brotándole de la nariz. Chasqueó los dedos y dos hombres vestidos completamente de blanco aparecieron e inmovilizaron a Veinte. "Llévenlo a la cápsula de congelamiento", ordenó con ira, los hombres de blanco porqué había golpeado al hombre de la bata (¿Qué era golpear?), no entendía lo que sucedía, estaba asustado, su respiración era agitada y sus extremidades habían dejado de responder de nuevo. 

Los hombres de blanco lo ataron a la camilla, entonces el hombre de la bata blanca se acercó, oprimió algunos botones y cerró la tapa de la cápsula, en esta había solo una ventanita que permitía a Veinte ver el exterior, lo último que Veinte vio fue al de la bata blanca sonriendo de una manera aterradora y escuchó la voz del militar, amortiguada por el material de la cápsula. "Creo que tendremos que intentar con James, el condenado a muerte que congelaron, en sus reportes dice que es el más apto para el experimento, doctor". "Si", respondió el otro. Entonces, todo volvió a emborronarse, se coloreó de negro y Veinte se perdió en las profundidades del infinito y de la nada. 


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