La cosa es así: tengo muchísimas etiquetas para mí misma pero una de ellas, la que más existe es "observadora". No me acordaré de lo que comí ayer, pero se en qué parte del cuerpo tenía aquél chico, aquél lunar, que aquella vez le dije "es mi favorito".
Me estoy empezando a dar cuenta que la mente de las personas es un completo y complejo enigma tan llamativo que ruego por lograr resolverlo. Por qué ves las cosas que tienes enfrente distintas a como yo las veo, por qué menosprecias cosas que yo aprecio tanto, por qué a pesar de que los demás te amen no logras amarte a tí misma.
Y aunque te observo, aunque me aprenda cada gesto, cada rasgo cada acción tuya, no creo jamás llegar a una conclusión. Tal vez es verdad que el mundo es distinto, que las mentes juegan sucio y que cuando ésta está en contra tuyo ya no hay nada que se pueda hacer más que no rendirse nunca, y seguir dándote ánimos, abrazos, afecto y algo de mi realidad.
Lamento si esto tiene faltas o es incoherente pero no tengo ganas de volver a leer todo aquello que me cuesta tanto expresar.
