✧; ¦ - Random. ❜ todobaku

c u a t r o

Hey, Bastardo. Tengo un suéter tuyo, si lo quieres puedes venir a mi casa.
5:10 PM

Terminamos hace un año.
5:11 PM

¿Acaso ese idiota denso estaba pensado que Katsuki lo llamaba por algo tan estúpido y así tener una escusa para poder verlo? No, jodido claramente no.

Lo sé, estúpido helado de fresa. Te lo digo por que tirarlo pero es el suéter que tú mamá te hizo y me da pena.
5:11 PM

¿El de Gatitos amarillos?
5:12 PM

Sí
5:13 PM

"Ya lo tengo" pensó el rubio con una sonrisa de triunfo. A veces la rara obsesión de Todoroki por los gatitos era muy favorable para situaciones estúpidas por las que estaba por vivir

Voy para allá
5:13 PM

Katsuki tomó asiento en el sofá cerrando el chat de su ex pareja. Sin tardar, la pantalla del celular se iluminó gracias al mensaje de su mejor amigo. Sin pensarlo mucho, el rubio aprovechó para contarle lo que había sucedido y que el plan que para sorpresa se todos se le ocurrió a Kirishima, mismo que decidió llamar "plan muy varonil", fue un éxito.

¿Qué pasó, bro?
5:20 PM

Viene para acá
5:21 PM

• • •

-¡OH SÍ, KIRISHIMA BEBÉ LO HIZO DE NUEVO! — Gritaba un pelirrojo saltando en su cama.— Debería dedicarme a esto.

— ¡Eijiro, cállate!— Gritó su madre desde la cocina.

— Sí, mami.

• • •

Bakugō se encontraba durmiendo. Había esperado al bicolor hasta que se durmió. Perdido en sueños, escuchó el timbre lejano hasta que recordó el plan y su tan esperada visita. Levantándose sin querer y con pereza, (porque claramente no quería ver a su ex novio, claro que no) arrastró sus pies y se dirigió a la puerta.

Al abrir la puerta, estaba nadie más ni nadie menos que el mismísimo Shōto Todoroki con un traje.

— Un puto pingüino llegó a casa, qué sorpresa.— Se burló Bakugō.

— Viejo de mierda y sus entrevistas de mierda.— Explicó el bicolor con brevedad y groserías, mismas que su anterior pareja le pego la maña de decir.

El dueño de la casa sólo hizo un movimiento de cabeza dando a entender que podía pasar. Al entrar, pudo ver varias películas interesantes y un bonito sofá que no recordaba, incluso el olor característico de Katsuki.

— Está arriba en la cama, puedes subir, perderte y morir. Lo que sea me va bien.

Shōto no dijo nada, simplemente asintió y se dirigió a las escaleras.

Aprovechando que el bicolor no estaba cerca, Katsuki sacó aquel pastel que llevaba tiempo en el horno. Se veía delicioso y no es por presumir pero sabía muy bien. Tal vez llamar a "ese alguien" y pedirle "esa" receta fue una jodida idea excelente.