Capítulo uno: Hechos y conclusiones.

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Desde que Sherlock comenzó a formar su propio carácter siendo apenas un crío, pudo notar que algo era diferente en él. No se trataba de nada bueno o malo, y tampoco definía si aquello que lo apartaba de lo común entre otros lo hacía mejor o peor que ellos. Simplemente existía una condición que lo volvía más inusual de lo que ya era de por sí.

El problema era que nunca supo realmente de qué se trataba, no hasta que llegó a los catorce años. Todo empezó cuando estando confinado en la biblioteca mientras leía un libro de idiomas, dos chicos uno o dos años mayor tomaron asiento cerca de su posición, susurrando entre risas mientras leían un libro.

Pero claro, Sherlock no era estúpido y dudaba que un libro de literatura clásica polaca fuera lo suficientemente cómico como para que ambos muchachos no pudieran contener las risas ni comentarios dentro de una biblioteca. Así que poniendo un poco más de atención, notó como encima de las hojas se posaba una clase de revista.

Desde su posición era imposible ver lo que mostraba la revista, pero los comentarios de los chicos fueron suficiente para entender de qué revista se trataba.

- ¿Crees que sean reales? - Susurró uno de ellos, casi arrebatándole el libro de las manos al otro.

- ¿Qué cosa, sus pechos o su culo? - Preguntó sin vergüenza, como si no hubiera nadie que pudiera escucharlos (Cosa que tenía sentido que pensara, después de todo, Sherlock era el único cerca de ellos y realmente disimulaba muy bien)

- Ambos –

- No sé, pero son hasta más pequeños que la profesora de español –

- ¿Cuál, la profesora Rachel o Jude? –

- Rachel tonto, Jude tiene como 40 –

Y así como así, siguieron ojeando la vulgar revista. Sherlock se tuvo que ir para estar presente en la próxima clase, pero aun así se quedó con la curiosidad de saber por qué hablar de pechos y verlos en una revista era interesante y hasta gratificante. Sabiendo que era complicado conseguir una revista de esa clase, no tuvo otra opción que pedirle el favor a su hermano de que le consiguiera una.

- ¿Para qué quieres una, Sherlock? – Preguntó Mycroft, casi consternado por el pedido que su joven hermano le hacía.

- Necesito saber por qué a le gente le gusta ver el cuerpo de otras personas – Contestó con simpleza - ¿Puedes o no hacerme el favor? -

- No necesitas ver una para saberlo. A las personas les gusta ocupar su mente en cosas simples y salvajes como esas, obtienen una satisfacción repetitiva y eso es suficiente para ellos –

Aunque esa explicación era suficiente para aligerar esa duda de la cabeza de Sherlock, traía otra pregunta a su cabeza. ¿Esa satisfacción aplicaba para todos o sólo para algunos? De todas formas consiguió que su hermano mayor le diera una revista para adultos, así que encerrado en su habitación muy tarde en la noche, comenzó su investigación profundizando cada hoja de la revista.

Poses insinuantes, senos grandes, piernas abiertas, piel aceitosa y glúteos en primera plana.

Tenía que admitirlo, para él era impresionante ver esas imágenes tan explícitas. Pero no por nada en especial, sólo era el sobresalto de ver una mujer desnuda por primera vez. Para él no hubo nada interesante, mucho menos que le llamara la atención, así que decepcionado y aburrido tiró la revista por la ventana y se acostó a dormir.

No fue hasta que cumplió los diecinueve que, sólo con propósitos de investigación, intentó masturbarse.

Fue una situación muy simple. Estaba sentado a la orilla de su cama, con los pantalones y calzoncillos abajo, haciendo lo que se supone que se hacía. La palma de su mano alrededor de su pene moviendo su muñeca arriba y abajo. Estuvo dos minutos en la misma situación sin siquiera conseguir una erección, por lo que llegó a la conclusión de que tal vez estaba siendo muy robótico.

- Bien Sherlock. Tú puedes... Piensa en algo bonito, en algo sexy – Realmente no tenía en mente nada sexy, tal vez porque no consideraba nada como "sexy". Así que comenzó a imaginar situaciones que para otros como cultura popular sería sexy y provocativo.

Pensó en todo lo imaginable. Desde chicas desnudas posando, hasta en pleno acto sexual con él, con otros y entre ellas. Nada, ni el más mínimo impulso o deseo se formó en él, así que volvió a intentarlo, pero esta vez con chicos. Obtuvo el mismo resultado vacío, por lo que ya frustrado y casi desesperado encendió su televisor, cambiando los canales rápidamente hasta llegar al que transmitían vídeos porno después de cierta hora.

Ni siquiera miró el reloj para asegurarse que era la hora indicada, pero al menos tuvo suerte de que era lo suficientemente tarde como para que dichos vídeos comenzaran a transmitirse.

Sólo era una chica vistiendo solamente tacones, gimiendo y gritando de forma muy exagerada mientras era penetrada sobre un escritorio por un hombre algo mayor que ella.

La escena no le resultaba para nada provocadora. Para Sherlock era incluso fastidiosa, pero no se iba a rendir tan fácil, mucho menos cuando su miembro parecía estar endureciéndose.

Los minutos fueron más largos de lo común, pero después de un rato y sin disfrutar absolutamente nada de lo que estaba haciendo eyaculó, de forma automática y meramente por asuntos biológicos.

Entonces comenzó a limpiar sus fluidos, llegando a la conclusión de que el sexo no era lo suyo.

Si todo sale bien, pienso actualizar cada sábado. Espero les guste, realmente tengo muchas expectativas sobre esto; estoy muy emocionada porque tengo meses planeando este fanfic uwu.

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Asexual - JohnlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora