Capítulo 2: la vuelta al mundo y los accidentes

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-Estos son Tulipanes-señaló Mattian-.


-¿Y esta maravilla?-inquirió el namekiano-.


-Se denomina Agave karatto-respondió el Guardián de los Bosques-.


-¿Y...?-indagó Piccolo-.


-Se llama Ceibo-aseguró Mattian-.


Espléndidos yuyos revelaban sus encantos ante los ojos de los jóvenes exploradores. La Shapla, la Cantuta, el Patujú, el Ipé, la Flor de Romdoul, la Amapola, el Cactus, la Palmera, el Aloe vera, el Arce azucarero, el Copihue, la Peonía, el Crisantemo, la Orquídea, el Nenúfar, el Clavel, el Ébano, la Flor de lis, la Rosa, el Shamrock, la Margarita, el Sacuanjoche, el Limonero, el Almendro, el Tilo, la Chaconia y el Roble, entre otras plantas, brillaron con luz propia.


-Y esta es la Acacia de flores sedosas, mi favorita-anunció el Guardián de los Bosques, animadamente-.


-¡vaya suavidad!-se admiró el namekiano al rozar una de las flores del árbol-.


-Ay-gimoteó Mattian; había caído en una trampa-.


-Válgame Dios, ¡he capturado al mismísimo Lucifer!-se regodeó el "cazador". Piccolo, furibundo, peleó con él hasta dejarlo fuera de combate; acto seguido, liberó a la víctima-.


-Grac...-intentó agradecerle el Guardián de los Bosques, pero fue interrumpido-.


-Ya habrá tiempo para eso; ¡larguémonos!-objetó el namekiano y, cargándolo sobre sus hombros, se echó a correr-.


[De vuelta en el bosque]


-Afortunadamente ese era el último integrante del reino vegetal que nos tocaba ver-articuló Mattian, una vez en el suelo, frente a su vergel-. ¿Cuál fue tu favorito, Piccolo?-interrogó-.


-El crisantemo rojo-respondió el namekiano-.


-Es muy bello, sí-comentó el Guardián de los Bosques-.


-¿Quién es Lucifer?-quiso saber Piccolo-.


-Según los humanos, un ser malévolo al cual me asemejo en la apariencia-indicó Mattian-.


-Malditos prejuiciosos-se irritó el namekiano-.


-No importa. Ya estoy acostumbrado-formuló el Guardián de los Bosques-.


-Ellos no merecen tu consideración-aseveró Piccolo, acariciándole el cabello-. Por cierto... ¿por qué has sido y eres aún tan amable conmigo?-lo interpeló-.


-Se me ocurren varios motivos-indicó Mattian-. Me gustaron tu aprecio por las plantas y el hecho de que no me atacaras o huyeras despavorido a causa de mi apariencia. Además, tú tampoco eres humano; y me recordaste a cierto caracol que había aparecido para consolarme cuando más lo necesitaba-explicó, sonrojándose-.


(FLASHBACK)


-¿Qué acaba de suceder?-balbuceó el diminuto humanoide que otrora fuera una despreocupada magnolia-.


-Te he transformado en un ser sintiente porque cada vez estoy más débil y temo ya no poder proteger esta zona-habló el Espíritu del Bosque-. Necesito que seas el guardián de este bosque, Mattian-expresó-.


-Haré lo que sea necesario con tal de proteger este lugar-garantizó el pequeño-.


-Muchas gracias-agradeció el espectro-.



"Quiero conocer más" pensó Mattian y, aprovechando la ausencia del Espíritu del Bosque, se escabulló y logró llegar hasta una ciudad. Una vez allí, intentó entablar una conversación con otro niño; pero no tuvo éxito.

La naturaleza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora