❀. O3

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Desde que eran niños, ambos habían logrado llevarse bien aún a pesar de las grandes diferencias que había entre sus, en aquel entonces, tutores.

Irónicamente, ambos eran completamente en muchos sentidos.

Mientras él aparentaba una infantil edad de nueve años, su vecino del sur aparentaba ser un joven de doce años. Mientras él jugaba con soldados de madera, su vecino limpiaba y ordenaba su hogar. Mientras él sonreía, Alejandro siempre estaba serio. Muy pocas veces le vio sonreír en su niñez, y más de alguna vez intentó sacarle respuesta ante su pregunta de "¿Porqué nunca sonríes?", sin tener mucho éxito a su cometido.

Nueva España era alguien poco expresivo, poco alegre... Poco niño. Lleno de ojeras, de una cara cansada, de un cuerpo flaco... Lleno de muchas cosas negativas que odiaba ver en la gente.

Para cuando se convirtió en México, deseaba siempre ver la sonrisa que Alejandro esbozó en cuanto España había reconocido su independencia. Y que el alma de trovador que tenía jamás muriese.

Sin embargo, verlo tan enfermo, era como recordar esa época colonial que ambos pasaron.

- ¿Alfred? - escuchó su nombre provenir de ese acento inglés que tanto amaba, lo que logró hacer que voltease en dirección a donde había salido la voz. Se encontró con el rostro preocupado de Arthur, mientras extendía a él un pequeño envase térmico lleno de Café. - This is for you.

- Thanks love. - Agradeció con una sonrisa, observando como Inglaterra tomaba asiento en la silla paralela a la suya. Ambos estaban en una cafetería en el centro de Nueva York, pues habían decidido pasar su tiempo cerca mientras daban los últimos preparativos a su próxima boda. - You look handsome today.

- You too, idiot.

Ambos rieron mutuamente mientras le dabas un sorbo a sus respectivas bebidas, logrando un pequeño ambiente de paz que muy pocas veces lograban formar. Alfred hizo una pequeña mueca en cuanto el café toco su lengua, dándose cuenta de que estaba casi hirviendo ahí mismo, lo que le conllevó a dejar el vaso térmico en la mesa del local. Arthur le miró, soplando el liquido contenido antes de dejarlo en la mesa. Ambos se vieron, y luego, el primero en hablar fue Inglaterra.

- Estas demasiado distraído, ¿sabes? - Alfred alzó una ceja, sintiéndose atraído por lo que decía. - No sé si será por la boda, pero de ser así, deja de preocuparte. Ya pagamos por la comida, música y el salón.

Alfred sonrió. - No es eso, Iggy. Es solo que... Mhm, bueno... - rió con nervios, mientras Arthur estaba atento a lo que decía. - ¿Recuerdas como era Alejandro cuando era colonia?

- Uh, Sí. He was... Very quiet.

- Exacto. Y pues, sabes que estoy acostumbrando a verlo feliz y celebrando por todo. Por algo soy su vecino. - Kirkland asintió. - Pero... Con esto de que este enfermo, verlo tan triste me da... Ugh, i don't know but is weirdo.

ㅤEl de ojos verdes se cruzó de brazos. Jones solamente suspiro.

- Es mi amigo, Iggy. Y... Quiero ayudarlo.

pétalos anaranjados ❀ Latín Hetalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora