❀. O9

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La primera impresión que tuvo cuando conoció a Estados Unidos, fue que parecía ser un niño agradable y bonito que podía mantener a salvo de las guerras o traumas por los cuales pasó muchísimo antes de convertirse en un Imperio. Fue un querer fraternal que lo llevo a adoctrinar al pequeño rubio, llamándolo así "Trece Colonias" antes de darle un nombre humano: Alfred F. Kirkland, o al menos utilizaba ese apellido en ese entonces. (Su apellido, right? sonaba bien...)

Trece Colonias era un niño hiperactivo y genuino, por lo que intentó darle una infancia relativamente normal en una falsa esperanza de hacerle ver al menor que era una persona normal, pero el inconveniente comenzó cuando no podía quedarse por mucho tiempo en tierras americanas pues los asuntos del Reino de Inglaterra no tenían espera alguna y, si no quería caer nuevamente en el fracaso, debía dejar a Alfred bajo el cuidado de familias acomodadas en el extranjero. 

Desde ahí empezaron a ir las cosas par abajo -junto a su primer error-: Alfred, por cada visita que le daba, crecía un poco más y se volvía más fuerte; su economía era más estable; su territorio comenzaba a expandirse bajo pequeñas cifras y, para su horror, fue más consciente de su situación cómo representante de un territorio que era dominado por alguien más. Las cosas no estaban bien en Inglaterra nuevamente y tuvo que irse, para regresar con la sorpresa de que su colonia favorita quería independizarse. Se lo negó, y desde ahí fue cuando comenzó el segundo error.

No tardó mucho para que las revueltas empezaran, con ello los conflictos cada vez más tensos, hasta que la muy conocida Guerra de Independencia comenzó. (Tercer error).

Cuarto error:  No haberle disparado cuando Alfred le dio la oportunidad. (De todos modos, no lo hubiera hecho; Y si lo hubiera hecho, jamás se lo hubiera perdonado).

Quinto y último error: Darse cuenta de su enamoramiento por Alfred F. Jones luego de darle su reconocimiento como país libre y soberano. 

Aún recordaba cada año donde a inicios de Julio solía llorar ante el recuerdo de que fue abandonado por el americano; Solía tener visitas de Francia, de Canadá e incluso en ocasiones de Escocia, pero nada le ayudaba a reavivar el pésimo humor que se cargaba. Empeoró cuando comenzaron pequeños rumores sobre como es que las relaciones entre Estados Unidos y México (por lo que sabía, la Nueva España también había conseguido su independencia del Reino Español) empezaban a ser más cercanas, conllevando así a que Alejandro y Alfred fueran mucho más cercanos de lo que los amigos son.

Una noche, de la nada, Alfred había llegado a su casa con sus ojos rojos -indicación de un llanto prolongado- y un semblante de una extraña combinación entre la tristeza y el arrepentimiento. Cuando le preguntó sobre porque venía de esa forma sus únicas palabras fueron "Lo maté", antes de soltar en llanto con el labio temblando (cómo lo hacía cuando era niño) mientras se aferraba una vez más a la figura de Arthur, quien estaba aún más confundido que antes.

(Arthur, a la mañana siguiente, se enteró de la Guerra que tuvo Estados Unidos contra México, y sobre como éste había perdido demasiado contra su ex colonia).

La guerra que tuvo Alfred con Alejandro (y su hermano muerto, Eduardo) fue lo mejor que pudo haber pasado porque entonces sus relaciones eran tensas, así que Inglaterra aprovechó al máximo esa segunda oportunidad que el destino le estaba dando para quedar con la persona de la cual se había enamorado. Era cruel, pero ya no quería sacrificar algo más por darle felicidad a otros. Era egoísta, pero todos en este jodido mundo lo eran, y él ya había perdido personas (Elizabeth I) y cosas desde que fue criado bajo el ala de Britania. No pensaba perder de nuevo... y eso lo aclaró cuando decidió comprometerse al matrimonio con Estados Unidos aún bajo la mirada de shock inicial del mexicano. 

pétalos anaranjados ❀ Latín Hetalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora