Cada uno de los jóvenes que estaba en la fila, fueron entrando a la oficina. Había pocas chicas, la mayoría eran hombres, algunos habían estado con ellos en la universidad, como Michael, un exnovio de ________, Fabio, y otros mas, a los que no conocía de nombre, pero a quienes de vez en cuando había dirigido unas palabras, mientras estaba en la universidad, y de los que estaba seguro no habían sido novios de _______, para su satisfacción. Los demás eran chicos más grandes que ellos, que habían fallado el curso anterior y que trataban de tener otra oportunidad. También había jóvenes de otros lugares... La fila se fue haciendo pequeña, hasta que solo quedó Kendall en ella. La muchacha rubia de la mesa de entrada, se paseó una o dos veces por el piso, pero él trató de evitar cualquier trato con ella poniendo su vista en los papeles y simulando concentración. Cuando Logan salió… estaba visiblemente contento. Lo palmeó en la espalda y le dijo que era su turno. Kendall tragó saliva, pero con paso decidido entró a la oficina. El viejo Manuel se encontraba haciendo dos pilas con los formularios de los aspirantes. Una era visiblemente alta, la otra no tanto. En la pila pequeña descansaba una carpeta con el nombre de Logan. Kendall sintió un escalofrío. Si su amigo fallaba… Manuel escribía... pero sus ojos miraban a Kendall detenidamente. Esto molestaba al chico demasiado.
- Manuel: Pensé que no te tendría por aquí.
- Kendall: Usted sabía cuál era mi sueño… - contestó. No tenía miedo pero estaba nervioso. Sabía que tenía que parecer medianamente despierto… como decía la persona que tenía en frente “en alerta permanente” pues, las preguntas podían ser capciosas, y eso le pondría puntos en contra a su prueba.
- Manuel: Esto no se trata de un sueño… son carreras- dijo cortante- Aquí estás por convicción, no para cumplir un sueño!!
- Kendall: Eso es parte del sueño no? – contestó más seguro que nunca. Manuel lo miró – Soñé con estar aquí eligiendo mi futuro… y a medida que pasó el tiempo fue tornándose una convicción. De cualquier manera estoy aquí.
- Manuel: Buena respuesta Schmidt! – Sonrió– Dame tu formulario – Kendall se lo entregó. Estuvieron en silencio unos minutos, durante los cuales Manuel leyó el contenido de los papeles. – Bien… tengo aquí tus notas de la universidad y veo que has salido bien en todas las materias necesarias para cursar la carrera.
- Kendall: Le dije que esto era por convicción – recalcó – Incluso mi performance ha sido buena, cosa que no creo que…
- Manuel: Si te dieran a elegir entre ser feliz y perseguir a una persona alrededor del mundo… alguien peligroso… qué harías?
- Kendall: Perseguir a la persona sin ninguna duda – dijo seguro, y en su mente surgió la cara de Octavio.
- Manuel: Aun sabiendo que si lo haces, podrías perder a la persona más importante, y con ello tu felicidad? – Kendall lo pensó un segundo.
- Kendall: Aun así…
- Manuel: Por qué?
- Kendall: Pues primero, mi deber como individuo es lograr el bienestar de los demás – Manuel lo miró – Después, si tuviera alguien que me importara y que yo le importara a ella, sabría que no sería feliz si ese desgraciado estuviera libre, haciendo quien sabe qué. Y si a ella le importo… de seguro sabrá esperarme.
- Manuel: Sabes a lo que te expones en esta carrera?
- Kendall: A lo que me he expuesto desde que nací? –Manuel sonrió.
- Manuel: Estás hecho de buena madera Kendall!!
- Kendall: Solo me he acostumbrado a vivir mi vida al filo del peligro… usted lo sabe bien, no sería Kendall Schmidt... si no estuviera defendiendo lo que considero justo…
