Corrí hacia ninguna parte. Llorando, embarrada, salpicando los charcos con mis descalzos pies.
Escuché a lo lejos "Halt!" y frené en seco. Respiré profundo, sentí su figura erguirse ante mi, y escuché como sus botas salpicaban los charcos. Sentí la bala correr hasta atravesarme. No sabía si era feliz porque el dolor había cesado, o necesitaba vivir unos segundos más.