Aacosador

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Nuevamente la oscuridad se adueñaba de la ciudad, las almas empezaban a dejar sus actividades para ir a descansar.

Ella después de una dura jornada en la escuela y un montón de tareas, con la cara llena de cansancio se acostó en su cama y durmió rápidamente.

Ladeó la cabeza, viéndola dormir a través de la ventana. Convencido de que ya estaba dormida, abrió la ventana fácilmente y entró a la habitación. Sin titubear caminó hacia la cama y se arrodilló frente a la chica, quien se había dormido en la orilla.

Empezó a acariciarle el cabello, ese cabello tan hermoso que lo cautivaba, después la mejilla y, cuando creyó era suficiente, le dio un casto beso en los labios; ese beso por el que vivía día a día.

Ninguno supo qué hacer cuando la chica abrió los ojos unos segundos después.

Su cerebro no alcanzaba a procesar lo que estaba pasando, no pudo ser capaz de imaginar que era la realidad y no un sueño. Lo miró por unos minutos antes de cerrar los ojos para tratar de dormir.

Sintió como el chico volvió a acariciar su cabello, se sentía tan tranquila, tan relajada. Pronto quedó plácidamente dormida, teniendo como último pensamiento "que lindo sueño"...

El chico sentía a su corazón latir fuertemente, ella lo había visto, lo había visto a él. Ella había apreciado su presencia. Sonrió, aunque sentía tristeza de que ella lo viera solamente como un sueño.

Pero eso terminaría. Terminaría y ella sería suya para siempre, sólo tenía que esperar un poco más.

Mientras la observaba dormir se preguntó si lo que estaba haciendo era la forma correcta. La amaba desde que la conoció y la terminó acosando. La amaba tanto que no quería que fuera de nadie más, por eso había planeado todo, porque si lo hacía en silencio nadie se daría cuenta y nadie se la podría quitar.

Sin embargo, ya no se sentía correcto, ni funcional. ¿Y si la enamoraba como normalmente? ¿Y si hacía que ella lo amara con la misma pasión y locura que él sentía por ella?

Le dio un beso en la frente y salió por ventana, haciéndose una promesa.

La enamoraría.

Cuando el sol volvió a asomarse, la chica se levantó y se alistó para ir a la universidad. Iba con buen tiempo, pero aún así no podía evitar sentirse agitada. No quería comer, pasaría por café en el camino.

Su mochila estaba llena y una carpeta no cupo, por lo que tuvo que llevarla en las manos. A paso rápido llegó a una cafetería, hizo su pedido y empezó a sacar su cartera que estaba dentro de la mochila; como estaba agitada y tenía varias cosas en las manos, le era casi imposible sacarla sin tener que tirar algo en el proceso.

Su carpeta finalmente se resbaló, trató de agarrarla pero sólo provocó que soltara la cartera. Estaba visualizando el desastre que se haría cuando alguien sujetó sus pertenencias en el aire. El corazón no dejó de matillarle en el pecho, pero dudaba que siguiera siendo por la adrenalina.

El chico le tendió sus cosas con una linda sonrisa ladina, sentía como que lo conocía aunque nunca lo había visto. Tal vez era el sueño o también iba en la universidad.

Agradeció mientras tomaba sus pertenencias, algo cohibida.

---¿Mal día, eh?

---En realidad sólo es mi habitual ajetreo mañanero. Supongo que acostumbrarte a ir tarde no es sano.

Él rió, y eso la hizo exclamar en su interior que él era tan lindo.

Ambos se presentaron, estrechando las manos. Aaron tenía la mano suave, cómodas; no pudo evitar preguntarse que se sentiría sujetarla por un largo rato más.

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