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⚠️Advertencia⚠️

Capítulo delicado.
Si deseas continuar, adelante.
Si no, puedes ignorar esto.
No a las denuncias.
Has sido advertido.





El filo de su arma se encuentra siendo bañado con el rojo líquido de su tercera víctima en aquella cálida noche. Se encuentra agachado junto al cuerpo que ya no tiene rastro alguno de vida y continua machacando la carne humana con total aburrimiento, cortando pequeños pedacitos de la piel, observando como el machete atraviesa fácilmente las capas de piel.

Aquel hombre no le había dado nada de diversión como los dos primeros, sin embargo, sí que había sacado grandes ganancias de él.

El gran bolso que llevaba consigo, albergaba una gran cantidad de dinero que posible había sido robado de algún cajero automático o alguna tienda. No se tomó el tiempo de contar los billetes, ya que se encontraba totalmente bañado en sangre y no quería manchar el dinero tan grotescamente.

Se coloca de pie, cuando ya siente que las piernas han comenzado a hormiguearle un poco por la posición, agudizando su oído al escuchar unos pasos a unos metros. Toma el bolso con agilidad y se echa a correr, no sin antes afirmar con fuerza el mango de su arma. Escucha prontamente los disparos a su espalda, sabiendo que lo han estado siguiendo desde hace al menos una hora.

Una sonrisa se asoma por su rostro, ansiando comenzar con la cacería.

Algunas voces gritan su nombre y eso lo pone aún más de lo que ya lo está. Llega hasta un pequeño callejón de doble entrada, escondiéndose detrás de dos contenedores de basura que ya se encuentran repletos de cadáveres y un olor metálico que lo hace arrugar la nariz. Esconde el bolso de dinero entre medio de unas cuantas bolsas de sospechoso contenido y se asoma un podo de su escondite, para ver si los hombres que han ido por él se han percatado de donde se ha metido. Al ver que pasan de largo como si nada, sabe que no es así. La máscara le ha comenzado a asfixiar un poco por la corrida, sacándosela del rostro para poder respirar un poco el aire nocturno.

Ah...nada como el olor a muerte.

Lleva una mano ensangrentada hasta su cabello, peinándolo hacia atrás como siempre hace. Con la única diferencia que ahora el naranjo color es manchado por rojizos destellos, dándole un aspecto mucho más extravagante de lo que ya es. Nuevas pisadas se escuchan cerca y su cuerpo se tensa. Contiene la respiración.

Unos hombres hablan a unos metros, ordenando a otros que busquen por los alrededores y que no se detengan hasta que lo encuentre.

No necesita asomarse para saber quién está dando órdenes.

Hasta en sus peores pesadillas podría reconocer la voz de ese hijo de puta.

La sonrisa de satisfacción solo se vuelve más grande a medida que los recuerdos vuelven a su memoria. Siente las embestidas y los golpes. Recuerda las amenazas, las suplicas, el llanto. Cada puto recuerdo vuelve con fuerza y las ganas de despedazar al primero que se cruce en su camino aumentan. Su respiración se vuelve pesada y sus manos se vuelven pálidas por la presión que aplica contra el duro mango del machete.

La verdad era que se había divertido bastante despedazando a la familia de ese bastardo frente a sus ojos. Claro, ellos no tenían la culpa. Pero, ¿cómo lo haría pagar, si no era de esa forma?

Recuerda la sangre bañando su cuerpo y la manera en que disfruto despedazar a cada uno con sus propias manos. Sintiendo la caliente sangre. Los órganos. Como sus vidas le pertenecieron. Simplemente maravilloso.

Era lo mínimo que se merecía el bastardo que lo había violado. Y eso que aún no terminaba por completo su venganza. Quizás había sido suficiente con lo que había hecho el año anterior, pero algo en su interior pedía más. Necesitaba bañarse en su sangre y escucharlo rogar por su vida. Por clemencia. Por esa misma que jamás le tuvo. Necesita romper sus huesos. Desgarrar sus músculos. Extirpar los ojos. Cocinar los miembros...Necesitaba...comerlo.

12 hours | BANGTANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora