-¡Ya llegué! -gritó mientras cerraba la puerta.
-No grites, estamos en la sala.
-No los vi. Traje la cena. Vegeta ¿te quedas a comer?
-No, no. Yo ya debo irme a casa.
-Insisto, es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte que te hayas quedado con Gokú.
-Sí, Vegeta. Quédate con nosotros a cenar.
-Eso ya es mucha molestia.
-Por favor -suplicó el menor.
-Está bien, pero solo un rato más. Le avisaré a mamá que llegaré más tarde de lo esperado -le escribió, para luego sentarse a comer.
Después de un buen rato, Vegeta ya se había ido a su hogar. Raditz y Gokú estaban en el cuarto del menor hablando.
-¿terminaron el trabajo?
-Sí. Estaba un poco largo, pero lo logramos.
-Espero que obtengan una buena calificación.
-Yo también. Vegeta y yo dimos nuestro mejor esfuerzo, aunque más Vegeta, es un chico inteligente -Raditz lo miró con una sonrisa- ¿qué pasa?
-Como se te ilumina el rostro cuando hablas de Vegeta.
-Eso no es cierto.
-Yo creo que si -le sonrió pícaro.
-¡Claro que no! -le tiró la almohada a su hermano.
-¡Claro que sí!
-¡Que no!
-¡Vegeta te amo, muack, muack! -besó la almohada- ¡quiero estar contigo toda mi vida! -volvió a besar la almohada.
-¡No hagas eso, Rad! -intentó parecer enojado, pero falló.
-¡Vegeta eres mi universo entero!
-Tú sí que estas demente.-Admite que te atrae.
-¿Cómo me puede gustar alguien qué acabo de conocer?
-No confundas, no estoy diciendo que: te gusta. Estoy diciendo que: te atrae.
-Lo que sea, no me gusta, no me atrae, no, nada.
-Como digas, pero esas sonrisas que te saca Vegeta, dicen otra cosa. Hace tiempo que no te veía sonreír, o reír de esa manera.
-Estas comenzando a alucinar.
-Sí claro. Vegeta es tan inteligente -habló como colegiala enamorada. Ambos rieron hasta que escucharon como la puerta principal era cerrada de un fuerte golpe. Diversión arruinada.
-Ya llegó papá.
-Quédate aquí, y no salgas ¿de acuerdo? -se levantó y salió de la habitación.
Él no necesitaba que le dijeran eso dos veces. Su padre podía llegar a ser muy violento sí quería. De un momento a otro escuchó fuertes gritos provenientes de la sala. No podía distinguir lo que decían, pero se estaba asustando. Cubrió sus oídos con sus manos, tratando de evitar que el ruido llegara hasta estos. Después de un rato parecía que todo se había calmado, pero Raditz no volvía.
Gokú abrió de manera lenta la puerta de su habitación, intentando hacer el menor ruido posible. No quería que su padre lo viera. Caminó con cautela a la habitación de su hermano, escuchaba los ronquidos de su papá desde abajo, dándole a entender que él ya estaba dormido.
Abrió la puerta de la habitación de su hermano, y se adentró en ella. Su hermano estaba en el baño. Gokú caminó hasta ahí para luego hablar.
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Un corazón roto
ФанфикAhí lo tienes, llorando en su oscura habitación, cansado de sufrir, deseando morir para así acabar con su dolor. La sangre que corre por sus muñecas es prueba de ello. Ahí lo tienes, lo puedes ver, tratando de ser fuerte para que nadie le haga daño...