Un joven pelipalmera entrando a la adolescencia, se hallaba sentado en el sofá de su hogar, entre sus manos sostenía un Nintendo DS color celeste. Su ceño completamente fruncido, además de la velocidad con la que presionaba los botones de la consola, demostraba su agilidad, y concentración máxima en aquel juego, en donde, poco a poco; se volvía un experto.La puerta principal del hogar fue abierta, sus ojos se trasladaron al hombre de la cicatriz que ingresaba a la sala, acompañado por otro hombre de cabellos azules, el adolescente inmediatamente presionó el botón de pausa, y colocó la consola a un lado de él.
-Papá, que bueno que haz llegado -habló, alegre- Quiero contarte las cosas que hicimos hoy en la escuela -dijo, emocionado, mientras se levantaba del sofá.
-¡Cállate, Goku! -ordenó su padre. La voz del menor le irritaba-. No me interesa en absoluto lo que hayas hecho hoy, ni en la escuela, ni en la casa, ni en esa maldita consola de videojuegos, en nada, ¿Entiendes? Mejor traenos a Broly y a mi unas cervezas.
Al instante, la sonrisa del pelipalmera desapareció ante aquel trato por parte de su progenitor, el cual se volvía más frecuente. El menor observó al peliazul, quién no le había quitado la mirada desde el momento en que lo vio al entrar.
No era la primera vez que Broly iba a la residencia de los Son, desde su primera visita, el adolescente había notado algo raro en aquel sujeto. Ese hombre siempre lo observaba de una manera tan extraña e intensa al punto de generarle incomodidad, no podía estar cerca de él, o en el mismo sitio, sin que sintiera miedo ante su presencia. No le agradaba en absoluto esa sensación.
-Goku, te estoy hablando -la voz de su padre lo sacó de sus pensamientos.
-¿Eh? A-ah sí. Enseguida vuelvo...
Caminó hasta la cocina, para buscar dentro del refrigerador un par de latas de cerveza. Mientras iba de regreso a la sala, miró la lata que traía en su mano izquierda, últimamente su padre había comenzado a beber más de la cuenta, y eso traía preocupado a sus hijos. Raditz había discutido con Bardock en varias ocasiones por aquello, sin embargo; el más viejo sólo lo ignoraba y le pedía que no se metiera en aquel asunto.
-Aquí tienes tu cerveza, papá -le entregó la lata.
Al momento de dársela a Broly, este último tomó por unos instantes la pequeña mano, mirando intensamente al dueño de la misma. De nuevo esa sensación de incomodidad, el adolescente inquieto ante la mirada, alejó su mano rápidamente.
-¿Dónde está tu hermano? -habló, el hombre de la cicatriz, sin percatarse de lo ocurrido hace unos instantes.
-Se fue hace rato -respondió el Son menor-. Dijo que iría a dormir en casa de un amigo.
-¿De nuevo? -preguntó, su padre, con el ceño fruncido
El pelipalmera asintió.
-Como que le está gustando eso de irse a dormir en casa de amigos, eh. -comentó, Broly, mientras le daba un trago a su cerveza.
-Mañana hablaré con él seriamente -dijo, Bardock, serio, aún conservando su expresión de disgusto, luego dirigió su mirada a su hijo menor-. Goku, vete a tu dormitorio, y te agradezco que no nos molestes el resto de la noche ¿Quedó claro?
-Sí, papá... -Sin objetar abandonó el lugar, no quería seguir en esa situación extraña con el peliazul.
Éste último, siguió con la mirada al pelipalmera hasta verlo desaparecer, bajó su vista al aparato que el adolescente dejó olvidado, -y aún continuaba encendido-. Se acercó a él, a paso tranquilo, para después tomarlo entre sus manos y apagarlo.
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Un corazón roto
FanficAhí lo tienes, llorando en su oscura habitación, cansado de sufrir, deseando morir para así acabar con su dolor. La sangre que corre por sus muñecas es prueba de ello. Ahí lo tienes, lo puedes ver, tratando de ser fuerte para que nadie le haga daño...