Capítulo 16

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"Cuenta Regresiva"

-Búsquenla, iré yo sí es necesario, pero no dejarán a mi hija sola-. El señor Hodges había estallado.

-Por favor, señor Hodges, estamos haciendo todo a nuestro alcance.

-No parece suficiente.

-¿Qué demonios sucedió, oficial Horler!?-. El señor Wright y Mitchell estaban furiosos. -Creímos que sus "mejores hombres" cuidaban a nuestras hijas.

-No-no sé qué sucedió...

-Más le vale que lo resuelva, o habrá problemas-. Le advirtió el señor Mitchell. -¡Por dios! Mi hija está en el hospital y Zuleyka está secuestrada. ¡Ya es suficiente de sus impertinencias!

El oficial Horler solo callaba y miraba avergonzado, pero trataba de mantener una postura que él mismo no se creía.

El señor Hodges estaba llorando, y furioso, dos sentimientos que no van muy bien juntos, ya que no se piensa cuando se está así.

-Vámonos-. El señor Wright ayudó al padre de Zuleyka a levantarse de la silla de la estación.


**

Sara se encontraba minutos más tarde en la sala de espera del hospital con Crystal, quién trataba de ser fuerte, y su madre la señora Mitchell igualmente inconsolable. La señora Wright estaba de un lado a otro esperando que viniera un doctor, Sara había tenido suerte, sólo unos golpes en el codo y una rodilla roja. El doctor apareció saliendo de un pasillo, un hombre aparentemente de cuarenta y cinco años con calvicie.

-¿Cómo está doctor?-. La señora Mitchell trataba de contenerse.

-No hay de que preocuparse, el auto solo la empujó, el verdadero daño fue el golpe con la roca, pero es una contusión y no ha marcado daños a gran escala, podrá estar bien en pocos días.

-Es un gran alivio-. Dijo la señora Wright.

-¿Cuándo la podremos ver?

-Por ahora se encuentra dormida, tal vez mañana, es necesario que esté bajo vigilancia, tanto médica cómo policial. Un familiar debe quedarse.


-Yo lo haré-. Dijo la señora Mitchell.

-Muy bien. Con permiso-. El doctor se había ido.

La señora Mitchell ahora estaba un poco más tranquila. Su hija no había sufrido tanto como su mente le jugaba.

-¿Cómo está el padre de Zuleyka?-. Preguntó Crystal.

-Muy mal, estuvo histérico cuando la policía le dijo de lo ocurrido.

-En verdad espero que Zuleyka esté bien. Que esa desgraciada de Kristen no la lastime-. Dijo la señora Mitchell.

-Es cómo nuestra hija. Somos una familia todos nosotros-. Agregó la madre de Sara.

-Eso es muy dulce-. La madre de Tayla sonríe dulcemente.

-Me preocupa demasiado Zuleyka.

-¿No viste nada más?

-El auto no tenía placas... y Kristen usaba el disfraz de ese día.

-No puede ir lejos esa desgraciada.

-Ahora todo se volvió una exhaustiva búsqueda de Kristen...

-El ayuntamiento colocó una recompensa por veinte mil dólares. Además de que Kristen subió al puesto uno de las asesinas más despiadadas de la historia.

-¿De verdad no hay una sola imagen de ella?

-Ni una sola. Todo se quemó unos días después de que la colocaron en el sanatorio. Al parecer el fuego empezó por una lámpara de mal enchufada.

-Y aunque algunos la recuerdan, no sabemos qué cambios haya tenido en treinta años.

-Deberían de ir a casa-. Dice la señora Mitchell.

-¿De verdad?

-Sí, muchas gracias.

-¿No necesitan algo?

-No te preocupes, gracias.

-Cualquier cosa nos llamas ¿De acuerdo?-. La señora Wright se despidió junto con Sara. La señora Mitchell volvió a agradecer el haber estado allí y Crystal también. Sara salió por la puerta del hospital planeando lo que venía ahora, el golpe que viniera ahora, pero no dejaría que nada le pasara a Zuleyka.

El día se mostraba como siempre, estar cerca de la Pascua ahora era raro, en vez de ir a buscar huevos al parque nacional de Spring Heights, irían a todo el pueblo de Spring Heights a buscar a una perra psicópata.

El auto dió marcha en dirección a la casa Wright, el señor Wright estaría allí después de haber ayudado al padre de Zuleyka a buscar junto con la policía más pistas del paradero de su hija, pues la única pista era una de esas benditas rosas y la carta que decía muy en claro: "Veremos que tan fuerte es la perseverancia, y belleza de Zuleyka para soportar el infierno que le haré pasar. Señor Hodges... ¿Me recuerda?".

Sara sabía que había un detalle más detrás de todo pero no era momento de preguntas, no en especial al señor Hodges. Hay algo retorcido en todo esto, y Sara, aunque tuviera que arriesgar su pellejo por sus amigas, lo descubriría, lamentablemente eso implicaba decirle a Sean.

**


¿Dónde estoy? Preguntó Zuleyka recobrando el conocimiento. El lugar estaba casi oscuro de no ser por qué, dónde sea el lugar que este, tuviera el techo roto y el sol entrara por la abertura. Parecía una casa, vieja y olvidada por el tiempo y el mismo pueblo. Zuleyka estaba atada y amordazada, su mirada recorría el lugar, para tratar de ver o identificar donde estaba; nada, eso era lo único que se decía, no era nada que haya visto antes. Miró el lugar una vez más -como si sirviera de algo- pero está vez pudo observar que montones de enredaderas de rosas negras rodeaban la casa, de aquí provenían esa flores, al fin lo había deducido al ver una especie de altar con fotos de Melissa, Julie, Jessica, de las personas que están en la lista de la perfección. Todo estaban ahí, incluso Sean estaba en unas fotos, los padres de cada uno estaban tachados con pintura blanca, con taches en los ojos o habían rasgado las fotos, velas alumbraban la escena, y no faltaban las rosas y otros pétalos repartidos en todo ese retorcido altas, -cómo había dicho antes-, se dio cuenta de donde estaba, en la guarida de Kristen.

Black RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora