Capítulo 7

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NARRADOR

Sofia estaba sentada sola con un trago de alcohol en la mesa donde sus brazos reposaban, mientras mirada a un punto indefinido una ola de pensamientos la abordaban, causando un dolor de cabeza que la hizo cerrar los ojos y acunar su cara en sus manos temblorosas.

— El mensaje fue entregado con éxito, señorita— habló un guardia que entraba a la oficina, ella ni siquiera alzó la cabeza.

— Perfecto— habló mirando la mesa y pasó saliva— Pero no suficiente, no hay tiempo.—

Dijo las últimas palabras en casi un susurro apretando su cabellera con un bufido. Tenía que deshacerse de la chica antes de deshacerse de Cobblepot, pero su padre no tardaría en buscarla y el plan de hacerse cargo de él debía llevarse a cabo lo más pronto posible una vez que Carmine la obligue a volver con él a casa, pero no podía continuar con su plan si aquella chica estaba allá afuera, pudiendo regresar en cualquier momento y arruinarlo todo.

— ¡No hay tiempo!— gritó golpeando sus brazos contra el escritorio y lanzando el vaso de vidrio al suelo, el guardia dio un suspiro apenas notable.— ¡La necesito muerta, pronto!

— ¿Desea dar alguna orden, señorita?— preguntó el guardia incluso con un tono de cansancio, sabiendo que la repuesta sería afirmativa.

Hubo unos segundos de silencio, donde Sofia debía decidir si arriesgarse a asesinarla, o arriesgarse a que su plan se desmoronara y ella intervenía. No tuvo opción.

— Tus hombres aún siguen allá— habló haciendo que el guardia asintiera con la cabeza—  Dales la orden en este instante, matenla, de la forma que sea necesaria. 

El hombre asintió tomando su radio de su cinturón listo para salir y ordenar a los otros que se encargaran de la chica, pero Sofia habló antes de que pudiera cruzar la puerta.

— Y recuerda que tengo esas malditas cosas instaladas en su cerebro— comentó, dejando ver un aparato en su mano con distintos botones y uno más grande en la parte baja— Tienen una hora, si no me dan los resultados de que está muerta, voy a explotar sus cabezas.

El guardia la miró un momento con terror, y al ver que tenía la intención de gritarle el porque seguía ahí, salió de la oficina dando la orden a los demás trabajadores.

NARRA ALARIA

Desde de la muerte de los Galavan, creí infinitamente que mis problemas se habían esfumado y de lo único que tendría que preocuparme luego era de amenazar y matar gente que no pagara deudas o estuviera en contra de las reglas de mi antiguo jefe, sin ningún otro obstáculo en mi vida. Pero en el momento que Joe insistió en que le diera todos los nombres posible de gente en Gotham que quisiera hacerme daño, me di cuenta que mi vida estaba más revuelta de lo que pensé.

—...también está este hombre del bar del centro, no sé como se llama, pero dijo que algún día me mataría luego disparar ebria, creo que una bala fue a su botella más costosa— terminé de relatar, mientras él daba una rápida mirada por las cuatro hojas llenas con nombres e indicaciones de su pequeña libreta.— Pero todos hacen amenazas de ese tipo allí, dudo que sea algo como para hacer esto.—

— Cualquier opción debe ser valorada— contestó tratando de calmarme, asentí con la cabeza.— En estos casos tiende a pedirse al amenazada que permanezca en casa, pero un consejo de mi parte, como tu amigo, no dejes de ir a trabajar, estás más segura con los chicos que por tu cuenta, y cada que estés sola en casa cierra todas las puertas y ventanas y asegúrate que el sistema de seguridad esté funcional, al igual siempre mantén tu celular cerca para que puedas activar la alarma en alguna emergencia, ¿de acuerdo?  — terminó mientras se ponía de pie y acomodaba unos archivos en su escritorio, asentí con una sonrisa cansada y me levanté de la silla.

Cleptómana ♦Victor Zsasz♦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora