Capítulo 64

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ALEJANDRA

Al rato estábamos tumbados en su cama, sí, aún. Yo tenía mi cabeza apoyada en su pecho, y mis uñas se habían introducido por su camiseta para acariciar sus abdominales con cariño y dulzura.

—La mejor marca de ropa que conozco es tu piel. —susurró en mi oído de repente.

Levanté mi cabeza para mirarlo a los ojos, sonriendo dulcemente. Lo abracé por el cuello y, en el mismo, dejé una serie de besos húmedos, que sabía que le encantaba recibir.

—Hay, nena, princesa... —murmuró con voz ronca en mi oído.

—Si pones esa voz estás follable. —susurré bromeando y me reí levemente.

—No digas eso. Que se me empalma. —aseguró entre risas.

—¿Y si nos levantamos y hacemos algo productivo? Esta noche me voy. —comenté enderezándome en la cama para mirarlo desde un mejor ángulo.

—Mmm... Vale. ¿Y que quieres hacer? —preguntó llevando sus brazos hasta su cabeza.

—¿Qué quieres hacer tu? —me levanté.

—No empecemos. Yo quiero... Mmm... ¿Ver una peli? —me miró con una sonrisa maliciosa.

—Venga, está bien. —cedí soltando una carcajada.

NEREA

Llevaba ya unas dos horas despierta, y Dani seguía dormido, tirado en mi cama, ocupando todo el espacio que su cuerpo le permitía. Me había dado tiempo a limpiar toda la casa y ordenar mi armario, mi novio llevaba demasiado tiempo dormido, pero no tenía intención de despertarle, había acabado agotado la noche anterior, y la expresión de tranquilidad que tenía cuando dormía no tenía precio, para que voy a mentir, tenía el novio más guapo del mundo, y no es por presumir, pero en la cama es el mejor, mejor incluso que un Christian Grey.

Le dejé el desayuno a su lado, lo había preparado hacía unos quince minutos y estaba frío, pero aún se podía comer sin ninguna dificultad, esperaba que se despertara de un momento a otro, con o sin resaca, prefería que sin ella, pero lo más probable era que tuviera una resaca de miedo, así que no intenté despertarlo, no quería alargar sus momentos de sufrimiento y acortar su sueño. Había veces que cuando tenía sueño era un borde de mierda, pero aún así se le quería.

Comencé a vestirme, había estado toda la mañana en pijama y ya era hora de cambiarme, así que de mi armario saqué unas mayas negras y una camiseta blanca básica, además de el primer sujetador blanco y el primer tanga que encontré a mano, no pensaba pasar demasiado tiempo pensando en que ponerme, no iba a salir de casa, o al menos en mi planes no estaba.

—Nena... —murmuró Dani con la voz ronca a mis espaldas.

—¿Tienes sensores para cuando estoy desnuda? —pregunté riendo y negando con la cabeza.

—Sí, mi polla se pone más dura que una piedra. ¿Te vale? —aseguró dando un manotazo en mi culo, todavía desnudo.

Dos bestias en casa. [GEMELIERS] #GBA18kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora