He vivido miles de años y gobernado por cientos; y mi padre antes que yo. El pueblo élfico no recordará tiempos mejores que bajo el reinado de mi familia.
Pero el universo no soporta el desequilibrio; por cada milenio de paz, seguirá un milenio de guerra y destrucción. Así fue que, de la armonía, surgió el ser hostil que me asesinó y encarceló mi alma en este cofre de cristal.
Solo aguardo por mis súbditos, son mi única esperanza. Hace doscientos años que espero. Confío en que se levantarán y vendrán por mí. En honor a la verdad, mis anhelos flaquean. He pasado demasiado tiempo aquí, en la oscuridad. Empiezo a percibir el frío que me rodea, se apodera de mi ser y me sumerge en la nada.
Pero ¿qué es eso? Alguien se acerca. El ruido del choque de espadas me arranca del letargo. Ese sonido inconfundible del metal élfico, chocando, cortando, aplastando...
Han venido por mí, puedo sentirlos. La tibieza de sus auras, es inconfundible. La mía está helada; es tan reconfortante sentirlos cerca. Percibo movimientos, me están rescatando.
Volveré a mi reino y a mi trono. Todo volverá a la normalidad.
Se escuchan cánticos. Es el ritual. De seguro conservaron mi cuerpo; en breve recuperaré mi forma física y gobernaré de nuevo.
La oscuridad se vuelve roja. Espasmos, mucha presión. Ahora los cánticos parecen gritos desgarradores y llantos. El pasaje al otro mundo es muy sufrido. Me retuerzo hasta que por fin veo la luz.
Mis ojos se abren apenas, el resplandor me lastima la vista. Hace mucho frío y estoy rodeado de seres extraños, parecen elfos, pero no lo son; no reconozco a ninguno. Siento que mi memoria se va perdiendo en mi mente; creo que pronto no recordaré nada del tiempo que pasó, de mi reinado y mis valientes súbditos.
Quizá se apresuraron al rescatarme antes de los mil años y el universo nos ha castigado a todos. Ya no puedo evocar los rostros de mis seres queridos, ya no logro recordar quién fui antes de hoy.
Lo único que puedo pensar, es que algo salió mal; porque no estoy renaciendo en mi cuerpo, estoy volviendo a nacer...
—¡Es un niño! —exclamó el doctor y puso al recién nacido sobre el pecho de su madre, sudada y exhausta, pero feliz.
***

ESTÁS LEYENDO
Relatos impensados
Short StoryRelatos y microrelatos creados por gusto o para concursos y dinámicas. Obras registradas en Save Creative. Antología completa autopublicada en Amazon en formato físico. Relatos excluidos en formato digital, publicados en la app Tentacle Pulp.