Capítulo 12

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― Maldita mujer ― siseó el hombre. Un grupo de cazadores estaban frente a una barrera de hielo, se escuchaba el rumor de estos, quienes estaban inquietos por lo ocurrido.

En las partes bajas de la montaña se podía apreciar con gran imaginación la barrera de hielo que se alzaba a unos pocos metros detrás del bosque, éste se encontraba en medio de la montaña. El grupo se detuvo con cautela en una parte profunda, entre todos los pinos daban sombras y el ocaso en el cielo la sensación de penumbra en todos lados, en cada sombra, cada pisada, cada sonido. Un hombre con ropa negra, un cinturón plateado, guantes al igual que una capa del mismo color; de cabello azabache y largo que le llegaba casi al hombro, piel pálida y ojos amarillos; se acercó a ellos.

― Buenas tardes señores ― su tono de voz era una envoltura de altivez y asombro ― ¿mala caza hoy?

El líder de aquel grupo no contesto y le señalo a sus compañeros que le siguieran. El hombre de negro no acepto su ignorancia y con su mano hizo un tipo de seña extraña. Una sombra les impidió el camino al igual que cualquier otra salida, dejándolos acorralados, sin entender lo sucedido y ahora esto, voltearon a ver al hombre extrañados y temerosos.

― Solo quiero hacerles una pregunta ― dijo este inclinando la cabeza ― ¿han visto algo extraño últimamente?

― No ― contestó el líder con mal humor.

―ah, pensé que querrían algo a cambio de su información

―Sí ― dijo uno de los hombres y se acercó a este.― hace una hora estábamos de caza, cuando una joven creó una barrera de hielo y se fue corriendo con nuestras presas a las partes altas de estas cordilleras.― el hombre de negro dio una amplia sonrisa maliciosa y retorcida, en sus ojos se apreciaba la satisfacción de su respuesta.

― ¿Saben su nombre?

―No ― los delgados labios del hombre se curvearon formando una expresión de desagrado.

― Bueno, gracias por la información.

― ¿y el cambio que nos prometió?

El hombre solo los ignoró y camino tranquilamente hacia las sombras y dijo en voz baja:

― pueden devorarlos ― las sombras empezaron a tomar formas indescriptibles, eran totalmente asimétricas y deformes, estos tomaron a los hombres y abrían sus mandíbulas. El hombre solo se alejó entre todo el caos con calma y sin hacer ruido se adentró a las sombras.

Susurros de un ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora