En la Isla del encanto

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Jamie descansa su cabeza en mi estomago y sus manos estan cubriendo mis pechos desnudos, masajeandolos suavemente. Acabamos de tener otra sesión de sexo. Así estamos desde ayer porque teníamos casi diez días sin vernos.

-Esto es lo unico bueno de que duremos dias sin vernos, el increible sexo que tenemos...- Jamie levanta su cabeza y apoya su barbilla en mi vientre para verme fijamente.

-¿Estas queriendo decir que cuando hacemos el amor no es increible?

-Por supuesto que también lo es.- Respondo dulcemente. Él sonrie y asiente, produciendome un cosquilleo gracias a su barba.
Llevo una de mis manos a su cabello y comienzo a peinarlo/despeinarlo.

-¿Te imaginas cuando tengas una personita producto de nuestro sexo increible aqui?- Pregunta dejando un dulce beso en mi vientre.

-"Producto de nuestro sexo increible", eso sonó tan mal o raro, no sé.- Mi ceño se frunce al decir esto, haciendo que Jamie deje salir un bufido.

-Bueno, una personita producto del amor que nos tenemos, el cual hace que tengamos sexo increible. ¿Así sonó mejor, señorita soy delicada cuando quiero?

-Mucho mejor, señor soy un idiota de nacimiento.- Halo fuerte su cabello y él se queja. -Puedo ser delicada o ruda, todo depende de mi estado de animo.

-Es bueno saberlo. Ahora quiero que seas tan ruda como hace un rato cuando me gritabas: "Más duro, Jamie, no soy de cristal."- Esto hace que me sonroje y me tape la cara con las manos.

-Oh, Dios. Callate...

-Hey, no tienes que avergonzarte, amor.- Me quita las manos de la cara. -Me encanta que no te quedes callada respecto a lo que quieres o a lo que no. Ya sea en la cama o en la vida diaria. Es una de las cosas que me enamoró de ti.- Hace rozar nuestras narices y luego me besa.

-¿Una de las cosas? O sea que hay varias cosas que hicieron que te enamoraras de mi...

-Hay un montón. Si empiezo a decirtelas, no saldremos de acá y hay una playa esperándonos.

-Tienes razón, pero eso no quiere decir que no puedas decirmelas luego.- Le guiño un ojo y salimos de la cama para alistarnos.

Como tenemos los mismos dias libres en nuestros respectivos proyectos, nos vinimos por unos dias a Puerto Rico. Mi amiga Addison no dejaba de hablar de lo bien que se la pasó en la llamada Isla del encanto, luego de pasar una temporada aqui y nos recomendó venir, así que finalmente le hicimos caso.

Desde ayer nos estamos hospedando en un hotel, que unos pasos mas allá del area de la piscina, tiene unas escaleras que comunican con una playa. Al ser día de semana y, ademas, que aun no es temporada vacacional, probablemente tendremos la playa sola para nosotros.

Escucho el grito de Jamie para que me apure porque aun estoy en el baño, le grito de vuelta que si sigue apurandome, me voy a tardar más. No se lo digo precisamente para molestarlo, es que realmente suelo ser así.
Termino de peinar mi cabello y ajusto correctamente la parte de arriba del bikini antes de ponerme un vestido sencillo y salgo.
Jamie está viendo a través de la ventana, se voltea en lo que escucha la puerta del baño abrirse y me ve salir. Camina hacia mi sonriente, supongo que porque me tardé menos de lo que esperaba.

Agarro el bolso playero que está sobre la silla, nos ponemos nuestros lentes de sol y tomados de la mano salimos de la habitación.
Antes de irnos a la playa, pasamos por el restaurant del hotel para desayunar algo.

Tenía razon, la playa está practicamente solitaria, salvo por una familia junto a su perrito que está a varios metros de donde decidimos quedarnos.

One shots | DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora