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Hyunjin

El día pintaba ser uno bueno: había llegado temprano a mi primera clase, habría una asamblea más tarde que podría saltarme, era miércoles de pizza en la cafetería y no tenía a cierta chica hostigándome en mis clases.

De verdad que las cosas habían parecido salir bien, quitando el hecho de que me humillé enfrente de los amigos de Felix y estos me veían como bicho raro si nos encontrábamos en los pasillos, pero no podía darme más lo mismo. No habían sido a ellos a quien había abrazado como si mi vida dependiese de ello —aunque sí era— y no les hablaba como para sentir dolor por su indiferencia, si no querían ser mis amigos después de eso tenían que avisarme antes para no asistir a las reuniones en casa de mi querido amigo australiano, a pesar de que nunca iba. Después de todo, Changbin aún estaba en mi lado listo para ser tan o más antipático que yo, razón número uno por la que encajamos en un principio.

Los almuerzos suelo pasarlos con ellos dos, en el día anterior incluso con SeoYeon (¿o se llamaba SeoYin?) colgando de mi brazo, impidiéndome poder comer mi linda y roja manzana en paz. Por su culpa, al tirar mi brazo de más, la manzana a medio comer había rodado por el sucio piso de la cafetería y quise soltarme a llorar, era tan buena y jugosa que merecía un mejor final: en mi estómago, no muriendo entre las patadas de mis compañeros de escuela. Ese día era algo mejor, aquella irritable chica no iba a estar sobre mí y tendría suerte de conseguir una manzana similar a la que había perdido, al menos en compañía de Changbin, quien era el único que estaba en nuestra mesa.

No era como que hubiéramos pagado por reservar esa mesa en una de las esquinas de la cafetería, no teníamos dinero para eso, cualquier podía llegar y sentarse sin ningún problema pero todos sabían que esa mesa era nuestra. La mesa de Changbin, Felix y Hyunjin, o al menos de Felix y sus amigos, él era el más conocido entre nuestros compañeros después de robarse la atención en una competencia de talentos. Es decir, ¿con esa voz quien no se acordaría de él? No niego que hasta yo estuve por desmayarme cuando lo escuché por primera vez.

—Esa manzana va a rodar en el piso cuando esté a la mitad —burló Changbin una vez que llegué a sentarme con mi desayuno ya en mis manos.

Él nunca comía fuera, siempre tenía esas extrañas combinaciones de almuerzos en pequeños contenedores que creo que él mismo hacía. Pero yo no era nadie para cuestionarlo, ¿verdad?

—Nada de eso, por fin soy libre, me he sacado a la chica de encima —comenté orgulloso dándole la primera mordida a mi manzana, subiendo y bajando mis cejas, sin importar la mirada de mi amigo, mientras masticaba alegre.

—¿Qué tontería hiciste? Si me dices que me hiciste caso y de verdad la lanzaste por las escaleras de emergencia eres un...

—¡No hice eso!

—Genio —murmuró al mismo tiempo que yo—. Oh, no lo hiciste. Bien, ¿qué hiciste con el cadáver?

—¡Hyung! Yo no hice nada —me defendí negando, frunciendo el ceño ante sus suposiciones—. Me inventé un novio y lo creyó, así de simple.

La mirada desconfiada de Changbin me hizo dudar hasta de mí mismo. Él es de esas personas que parecen tener un aura oscura y misteriosa, mantiene esa fachada la mayoría de las veces en la escuela, pero yo estaba muy seguro que, en caso de que si hubiera hecho algo de lo mencionado, él se hubiera alarmado y me hubiera ayudado a huir del país porque la cárcel no es un lugar para mí, según él. De todas formas, tampoco era tan tonto para creerse que esa había sido mi solución para mantener alejada a SeoYoon, ni yo mismo lo creía.

Don't [JeongJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora