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🎡 «De carruseles y Sehun»  🎡

La oficina principal se alzaba al límite de Marsella, el reino más alejado del parque. Parecía imposible que ningún visitante terminara ahí por error, pero sólo por si acaso reparaban en el edificio, los diseñadores se habían asegurado de que no desentonara con el resto del lugar, empapándolo también de todo el encanto francés que poseía la tierra pirata.

Jaehyun detuvo el carrito y lo escoltó al interior, pasando por la sala de monitoreo donde un montón de pantallas transmitían en tiempo real la actividad de EXO World, hasta el segundo piso, a la oficina del director. Chanyeol los recibió aunque no entendiera el motivo de aquella entrevista y para sorpresa del chino no se encontraba solo, pues lo acompañaban Jongdae y otro chico al que jamás había visto.

Aquel tenía el cabello negro y una preciosa piel bronceada que casi parecía brillar bajo la luz, vestía un soberbio traje gris de diseñador, pero aunque se lo veía exacto como a un modelo listo para saltar a la pasarela, la expresión en su rostro se asemejaba más a la de un niño al que han forzado a cortar un berrinche. «¿Será...?», se preguntó Luhan, sin permitirse albergar ya ningún tipo de esperanza.

—Lamento interrumpir, pero necesito hablar contigo —dijo, centrándose en el mayor de los Kim. Chanyeol asintió con la cabeza, invitándolo a sentarse.

Podrían haberse disculpado y dejar que charlaran en privado, pero los otros dos optaron por hacerse a un lado y escuchar desde ahí lo que el castaño tuviera para decir.

—Supongo que no tiene caso ofrecerte algo de beber —murmuró el rubio, Luhan negó con la cabeza—. Vale, pues... te escucho.

—Pensé que debía empezar disculpándome por cómo actué anoche, luego que debía ir más atrás y pedir perdón por la actitud que he tenido desde que arreglamos este viaje. Al final, decidí que lo único por lo que puedo excusarme de verdad, es por seguir prolongando lo que sólo nos tortura a todos.

—C-Creo que no estoy entendiendo.

—¿No? —el castaño le miró escéptico—. Chanyeol, tú como yo sabemos que tu hermano no desea este matrimonio y no lo culpo. Si fuera menos ingenuo vería lo bizarro que es comprometerse con un perfecto desconocido, sobre todo cuando nuestras empresas tampoco necesitan de este arreglo, digo, ni ustedes ni yo iremos a la ruina porque esta unión no se concrete.

Más allá, Jongdae intercambió una mirada aterrada con el pelinegro a su lado, ambos paralizados ante lo que escuchaban y que ninguno tenía idea de cómo harían para solucionarlo.

—Por favor, no pienses que soy caprichoso. Lo he pensado mucho antes de venir acá y creo que he soportado más humillaciones de las que nadie merece en todas las ocasiones que accedí a reunirme con él y Jongin decidió no aparecer —siguió Luhan —. También tengo derecho a cansarme, ¿no?

—E-Esto... sí, claro —concedió el rubio, intentando ganar tiempo hasta que su cabeza consiguiera procesar lo que habría llegado a entender si el chino no hubiera mencionado a su dongsaeng—. No conozco los detalles del compromiso, eso fue algo que mis padres orquestaron, pero estoy al tanto de los desplantes que has sufrido y-

—Así pues, comprenderás que no puedo casarme con un hombre que no desea ser mi esposo y es claro que no lo hace o...

La confusión y la desesperación que aquel discurso provocó, habrían conseguido volver locos a tres de los presentes si en ese preciso momento alguien no hubiera irrumpido en la oficina, con la misma fuerza de un torbellino. Volviéndose para descubrir al responsable, creyendo que se trataría de su mejor amigo apareciendo a tiempo para detenerlo de cometer una imprudencia, el rostro de Luhan no tardó en reflejar la sorpresa que le generó encontrarlo a él en aquella habitación.

De carruseles y Sehun || HunHan ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora