El Comienzo

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Su plan se pondría en acción en un par de días, cuando trasladaran a Jason del reformatorio a la prisión estatal, le haría pensar que lo sacaría de ahí evitando que lo encerraran en prisión de por vida pero para Jason estar con ella sería peor que ir a prisión, definitivamente.

Estaba todo listo, solo faltaba esperar, tenia un par de días en los cuales descansaría un poco, había estado pensando en darse un tiempo libre de todo el mundo de la mafia y probablemente tomar unas vacaciones a Dubái o a las Islas Fiji unos meses, tal vez ir a vivir a China, ellos no manejaban la extradición, pero primero debía matar a Jason y cumplir su misión pero... ¿Por qué Jason?

Que había en el además de ser un asesino y fabricante de bombas... Nada.

Entonces ¿Por qué matarlo?

Su bisabuelo había delatado a uno de los tíos de Antonio y a este lo habían sentenciado a pena de muerte, acusado de 67 asesinatos.

En la mafia el traidor era torturado o asesinado de diferentes formas.

Un pobre bisnieto inocente pagaría por los actos de su bisabuelo de 86 años, pobre Jason.

Llamó a servicio de la habitación y ordenó un sándwich con patatas fritas y una malteada de vainilla; a pesar de verse fabulosa no dejaba de comer lo que le gustaba.

Terminó su comida y se dirigió al baño a cepillar sus dientes, se recostó un rato con la intención de dormir y así comenzó su peor pesadilla.



-Mami, ¿Mami? ¡Despierta! ¿Papi porque mami no despierta?

-Niña, ¡Ya Cállate!

-Mami, ¡Mami por favor, despierta!

-¡Cállate! Tu maldita madre nunca va a despertar.

-Papi, ¿Qué paso? ¿Qué le hiciste?

-La maté, tu madre esta muerta.
Muerta.
Muerta.

-Desperté alterada y con lágrimas en los ojos, ese día el desgraciado me dio un golpe que me mando al suelo inconsciente por un par de días ¡Tenía cinco años! ¡Cinco malditos años!

Cuando crecí y logre entender todo jure que me vengaría y lo haría pagar desde ese día, el día que murió mi madre, el hombre al que ni si quiera puedo llamar padre me golpeaba, pero no, ni un día mas lo haría, suficiente habían sido diez años, no lo volvería a hacer nunca más.

Cuando cumplí quince encontré un arma en su cajón y la use contra el, después de todo el daño que me había hecho, el había muerto.

Dos disparos en el pecho, uno en el corazón y otro justo en el centro de la cabeza, volándole los sesos.

Los meses pasaron, mientras yo me hacía más rebelde, me drogaba, fumaba y tomaba, dormía en la calle y robaba para tener algo que comer; me había largado de casa después de haber matado al bastardo que había cooperado para traerme al mundo, deje que su cuerpo se pudriera ahí, solo salí tomando el poco dinero que tenía para no volver jamás.

Meses después Antonio me encontró, estaba peleando con unos matones que intentaban quitarme lo poco que quedaba, y a pesar de ser una contra tres los hice papilla, Antonio como un padre orgulloso me ofreció un hogar, dinero y comida a cambio de mi ayuda, vio potencial en mí y decidió explotarlo, me entrenó para ser lo que soy hoy en día y con el tiempo me convertí en la mejor.

El fue como un padre para mi, el padre que nunca tuve. Después de dos años en entrenamiento estaba lista para continuar por mi cuenta.-

-Elizabeth se dio un baño de burbujas mientras ese sueño daba vueltas en su cabeza repitiéndose una y otra y otra vez.-

Después de un rato, salió, se coloco una bata de baño y envolvió su cabello en una toalla.

-Jason, Jason, Jason. Con que portándote mal eh.

El IPhone de Elizabeth había sonado indicándole que Jason había sido llevado a detención en el reformatorio. Estaría sin comer todo el día, pobrecillo.

Arrojó el celular en la cama mientras se ponía ropa interior y una pijama corta.

A los pocos minutos de haberse acostado su teléfono emitió un molesto sonido que la sacó de la tranquilidad en la que se encontraba. Se movió extendiendo su brazo para alcanzar el teléfono.

-¡Demonios! –Exclamó ella molesta

Cambio de planes.
A Jason lo trasladarían esta misma noche, a causa de su mala conducta.

Tomo un jean de color negro y una blusa ajustada de color blanco mientras se terminaba de poner la peluca y los lentes de contacto, termino con unos converse negros y una sudadera del mismo color.

-Perfecto –Exclamó viendo que solo se había demorado 4 minutos en vestirse.

Colocó una navaja en su tobillo y una pistola en la parte trasera de su pantalón; tomo la llave de su habitación y su celular y salió corriendo con las llaves de su auto en mano.

Jason estaba por conocer a su peor pesadilla.

Diamantes De Sangre [Editando.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora