→18 (editado)

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¿Estoy soñando?

¿O es real?

Se sentía como un sueño, y me pregunte si era otro sueño mas.

¿En que momento despertaré?

¿En que momento mi madre vendrá a levantarme?

No sucede.

Es real, no un sueño.

Esto es mejor que un sueño. Mucho mejor.

Poco a poco cuando el oxígeno hizo falta en nuestro pequeño espacio, nos separamos.

Es que o sea. Lo bese, me beso, nos besamos. O al revés, da igual. El orden de los factores no altera el producto.

Creo que está pasando, no se parece a ninguno de mis sueños con él. En mis sueños no experimento sensaciones así. Aún no me la creo.

—¿Es verdad...?—Formule casi sin aliento.

—¿Acaso lo dudas?

—Yo pensé que Brenda...—Rodó los ojos.  ¿En serio? Agus me besa y lo único que digo es el nombre de ella.

—Acabas de arruinar el momento.—Susurro.

—Solo me pareció raro... Ella te...—Me interrumpió.

—No me gusta, ni siquiera me dio tiempo en fijarme en ella, porque una personita se cruzo en mi camino, derramando helado en mi playera. Literalmente el amor me golpeo con helado.—Reprocho y senti vergüenza de ese día. Aunque aquel día estaba que escupia fuego porque mi playera de Harry Potter fue arruinada.

—Pero porque...

—Es una vieja amiga, no la reconocí al instante y comenzamos a hablar... Somos simples amigos.

—Entonces ella no...—Que estoy diciendo. Carolina Kopelioff te mereces un premio a la más tarada y ciega del mundo mundial. —Pero... Aghhh.—Suspire las palabras no me salían. ¿Que iba a decir?

—¿Qué?

—Creo que solo estás confundido.—Explique, aunque no era exactamente lo que quería decir. Me descontrola verlo tanto.

—No lo estoy. Quizás fue algo repentino, pero las mejores cosas llegan sin avisar, tan repentinas que si no las tomamos, se nos van de las manos. 

—No crees que es algo precipitado. 

—No lo creo.—Confeso y sentí un nudo, en la garganta.

—¿No querés pensarlo? 

—Que tengo que hacer para que me creas.

—No se. Tengo la impresión de que estoy volviendo a soñar.—Confese apenada.

—Pues será un buen sueño, porque ambos somos los protagonistas...

—Engreído...—Susurre.

Negó.

—Te lo dejo más claro... No se como hacer esto...—Tomo aire y suspiro.—Había una vez un perro que se llamaba pegamento se callo y...—Lo mire confundida.—Me gustas.—Exclamo y reí. Que manera tan romántica de confesarse.—De echo me gustas más que la comida.

No me salía decir algo, simplemente volví a besarle. La sensación me gustaba, y mas si venía de él.

—Vamos despacio.—Susurre en sus labios en cuanto nos separamos.

—Como tu quieras. Pero no me podes negar ningún beso.—dijo suplicando, yo tampoco lo quiero.

—Claro que no...—Sonreí acabo de descubrir mi nueva adicción, y no son libros, dulces, chocolates, son sus labios.

—Entonces no hay nada de que preocuparnos.

—¿Entonces Brenda y tu solo son amigos?—Volvi a preguntar.

—Si sobre todo porque cada que la voy a ver me invita un helado como a mi me gustan.—Comento.

—¿Y como te gustan?—pregunte.

—Gratis.—Reí.

—Eres un tonto.

—Un tonto que te quiere.—Sonrio y beso mi mejilla.

Admito que por un momento sentí miedo de que el solo me utilizará o algo, de que para el solo fuera una broma, se que nos volvimos más cercanos, pero aún se veía con Brenda.

Y mil veces me ha dicho que solo son amigos.

Pero ¿a qué le tengo miedo? ¿A su hermosura? Debería estar loca.
Es que como no saber cuando habla en serio, si a veces se comporta como un imbécil de verdad.

Después de todo quizás solo puede ser confusión.

Pasé la tarde mas hermosa del mundo a su lado, y es increíble que olvide mi dignidad, no era posible que yo estuviera de lo más melosa con el. Pero ahi estaba yo, acurrucada entre sus brazos.

La dignidad, me valió un cacahuate, de que me sirve mantenerla, si al final no podía disfrutar esos pequeños instantes.

Creo que soy más drama que persona.

—Tengo hambre, ¿vamos a comer?—pregunto, justo cuando el sol comenzaba a esconderse.

—¿Todo el tiempo piensas en comida?—pregunte indignada.—Por que no solo piensas en mi y listo.

—Antes de conocerte... Solo pensaba en comida. Ahora pienso en todos los lugares que puedo llevarte a comer.—Confeso y reí. Es un tontito, uno muy bonito.

—Dale... ¿A dónde vamos a ir?

—¿Que te parece la comida china?—Pregunto.

—Perfecto.

—Vamos.

Nos levantamos del césped donde nos asoleabamos como reptiles. Y caminamos en busca del dichoso restaurante. Parecíamos novios, enamorados, tomados de la mano y abrazados.

La verdad me alegraba estar en  la misma sintonía que el.

Porque ya comenzaba a hacerme preguntas inexistentes. Como la famosa pregunta que todos hacen, respecto a su amor platónico.

Si 5×6 es lo mismo que 6×5 ¿por que lo que sentia por el, no era lo mismo que el sentia por mi? Casi, casi me ponía a llorar.

Apenas empezaba esta historia. Apenas comenzaba a comprender, que entre drama y drama, se adentro en mi corazón.





Annie🍃

Dramática |Aguslina|[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora