Prólogo y Capítulo I

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"Dedicada a todos aquellos que creen en el amor antes que en el dinero" ...
¿En serio creíste que aquí terminaría todo?

Era sábado por la mañana, el sol no radiaba como otros días, el aire estaba completamente helado y la neblina bajaba lentamente, Alejandra anhelaba con el alma estar acostada al lado de su esposo, abrazados, platicando de sus vidas, del trabajo, de su futuro, llenándose de besos y caricias, pero era todo lo contrario, ella se encontraba en su recamará, sentada en ese gran sofá, sola, planeaba una estrategia, pero también pensaba en él, pensaba en los momentos felices que hasta la fecha habían tenido, y de repente la invadían esas peleas que frecuentemente solían tener, como la de horas antes.
Tomó su libreta, era de piel, en color marrón claro, esta decía en la primera hoja "Planeación Estratégica. Administración" continúo pasando hoja por hoja hasta que llegó a una anotación que había hecho hace unos días, comenzó a leerla lentamente.

"Las personas suelen pensar que la vida de dos enamorados es como un cuento de hadas o una novela, en donde al final siempre es un final feliz y gustoso; no quiero verme amargada al decir que no es así, pero también depende cuanta suerte tengas en ello. Sin embargo, se trata de comprensión entre los dos, de no retroceder sino de avanzar juntos, puede que el amor sea el sentimiento que más duele y a la vez el que más te hace gozar. El amor es como un juego de ajedrez, hay que saber actuar con táctica y estrategia, hay que saber que pieza mover para saber cuánto sumar, cuánto  avanzar y en qué momento, esperar el turno para no fallar, y cuando más difícil se ven las cosas, es cuando más tiene que sujetar el rey a su reina y viceversa, tienes que sujetarte de esa fortaleza que ahora llamas "esposo", sí, aunque a veces parezca un idiota que no sabe comprenderte, debemos de tener en cuenta que muy en el fondo es la única persona en este planeta capaz de tomar tu mano y decir "Aquí estoy pase lo que pase, no te soltaré y juntos saldremos de esto", al menos en mi caso así lo es y así lo creo. Hasta el día de hoy he aprendido bastante de él y él de mí, y sé que esto será para el resto de nuestras vidas." AADC.
Abrió su bolso de mano y guardó la pequeña libreta en donde frecuentemente escribía las cosas que pensaba, cerro el zipper con fuerza

-O bueno eso era lo que creía hasta hace unos días- exclamó Alejandra y aventó la bolsa a la mesita de centro, tocó sus manos y las sentía frías, suspiró lentamente -Ojalá llegarás, te disculparas y me abrazaras, eso es lo único que quiero en este momento Rafael- se recostó en el sofá y se quedó dormida.

Capítulo I

Los Álvarez del Castillo celebraban alegremente el regreso a su antigua casa, Alejandra estaba más feliz que nunca, tenía a su familia cerca, había recuperado su hacienda, tenía a su cargo Autos Siglo, pero sobre todo tenia al hombre que amaba a s...

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Los Álvarez del Castillo celebraban alegremente el regreso a su antigua casa, Alejandra estaba más feliz que nunca, tenía a su familia cerca, había recuperado su hacienda, tenía a su cargo Autos Siglo, pero sobre todo tenia al hombre que amaba a su lado, y él, a pesar de haberla causado varios destrozos en el pasado, ahora le regresaba aquel hogar, esa casa que en cada pequeño rincón guardaba los recuerdos de Alejandra y su familia.
Pasadas las 9 de la noche la cena se sirvió, había diversidad de comidas típicas en toda la mesa
-Quién sabe quién escogió el menú verdad amor?-  Alejandra le tomó el brazo a Rafael riendo
-¿A poco no está bien rico todo esto?- respondió con una sonrisa mientras observaba cada cazuela con sus guisados dudando de que servirse
-¿Quieres que te sirva mi amor?- miró a Alejandra
-Acompáñame- le susurró ella al oído, y él solo asintió con la cabeza, ambos subieron las escaleras abrazados y entraron a su antigua recámara
-Te quiero presentar a... mi vieja recámara-
-Muy bonita- exclamó él, viendo de un lado a otro -Y viéndola bien está más grande que mi casa- seguía observando cada rincón de aquel cuarto
Ella le sonrió mientras se sentaba en el sofá -Mentiroso- Rafael volteó a verla y se acercó para sentarse a su lado  -Solo te quiero decir que en esta recámara era donde pensaba en ti, bueno claro, antes de que nos la embargaran-
-Ira ira ira, ¿entonces si pensabas en mi?- le puso una cara pícara y en seguida ella lo abrazó de su costado
-Siempre he pensado en ti- le dio un beso en la mejilla
-Mi amor, gracias, muchas gracias por regresarle esto a mi familia- Rafael seguía viéndola tiernamente a la vez en que le rodeaba la espalda con su brazo
-No tienes nada que agradecerme mi licenciada preciosa- Ambos se acercaron y comenzaron a besarse dulcemente, en ese instante nada importaba más que ellos dos, estaban viviendo al fin su momento, habían olvidado las cosas malas que pasaron y estaban ahí, sin ninguna complicación siendo felices ahora como marido y mujer. Aquel par se encontraba sumergido en tan hermoso sueño que olvidaron que debían bajar a cenar, en aquel  instante volvió a sonar el mariachi, Alejandra se espantó y retrocedió, Rafael aún con los ojos cerrados comenzó a cantarle -Así enamorada, entrégame tu la caricia suprema de amor, con luz en la mirada que ahuyenta esa lágrima tuya y olvide el dolor, así enamorada escucha esta canción que es para ti y deja que esta noche apasionada el mundo juzgue locos a los dos...- abrió los ojos, Alejandra sonreía viéndolo y recordando -Como aquella noche que me cantaste en el restaurante con los mariachis- dijo ella sonriendo y acariciandole la mejilla, se acercaron y volvieron a perderse entre besos y caricias, la canción terminó y comenzaron los huapangos para que la gente bailara.
En seguida Alejandra se separó de él y sonrío tímidamente mientras abría sus ojos.
-Gracias por arruinarnos este momento señores- dijo Rafael mientras se levantaba del sillón, miró a Alejandra que aún se encontraba sentada, extendió su mano e hizo una reverencia -  ¿Bailamos princesa?.-
Alejandra tomó la mano de su esposo y comenzaron a bailar alegremente según la música.
-No quiero que pase el tiempo- exclamó Rafael -Quiero quedarme así para toda la vida, teniéndote entre mis brazos, con tu cuerpo junto al mío, con tu mano entrelazada a la mía- Alejandra lo miro a los ojos, le sonrió y soltó un suspiro.
-¿Por qué eres tan romántico? -
-Tú me haces ser así-
-Seguro lo vuelvo loco señor Medina-
-Pues está usted en lo cierto señorita-
-Señora, y de Medina por favor-
El mariachi terminó la canción -Bueno algunos deseos no se hacen realidad-
-Claro que sí- dijo Alejandra -Yo deseaba un hombre como tú y ve, Dios, la vida, el desino te pusieron en mi camino.- Él la abrazó fuertemente -Te amo tanto Alejandra.-
-Mi amor no quiero arruinar el momento, pero creo que deberíamos de bajar o sospecharan cosas que no quiero que sospechen.-
-Pues que más da que las sospechen si ya somos los esposos Medina.-
-Jaja si mi amor, pero estamos en casa de mi papito y además es una reunión familiar, ¿qué no?.-
-Bueno sí, una vez más tendré que obedecerte licenciada linda, pero después de esto, quiero que seas toda mía princesa.-
-Ya habrá tiempo amor, vente, vamos a cenar y a bailar, a disfrutar con los demás.-
Rafael se apresuró a abrirle la puerta de la habitación para que ella bajara y en seguida se siguió detrás suyo.
-¿A dónde fueron muñeca?- preguntó la tía Rosario al verlos saliendo de la casa -A la cocina por algo de agua tía, tú no te preocupes-
Volteó a ver a Rafael y le puso cara de sospeche a lo que él respondió sonriendo.
-Entonces ahora sí mi vida, ¿qué quieres que te sirva de cenar?- preguntó mientras se acercaban nuevamente a la mesa de la comida
-Dame lo que a ti más se te antoje- respondió ella -Mmm, se me antoja darte muchos, muchos besos.- Los dos rieron y volvieron a besarse, aquella noche estaban tan felices y más enamorados que nunca.
Sirvieron sus platos y cenaron juntos, el mariachi seguía tocando y la gente disfrutaba tanto del convivio como de ver a Alejandra y a Rafael tan felices disfrutando de su matrimonio.

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