Continuaban llenándose de besos
-No se ve nada- dijó Alejandra y encendió las lámparas.
-Entonces, ¿con luz o sin luz?- Preguntó Rafael alejando su rostro un poco del de ella. Alejandra le sonrió
-Te amo, ven dame otro beso- dijo ella mientas arqueaba su espalda para que Rafael le abrazara por completo. Sus respiraciones poco a poco iban acelerándose y sus latidos se coordinaban a la vez con cada beso...
-Rafael, mi amor no podemos hacer nada aquí, por favor mi amor-
-De qué hablas amor?, sí podemos, estamos solos, estamos casados y ambos lo deseamos- le dio otro beso en la boca.
-Si mi vida, pero no quiero hacerlo aquí, por favor mi amor, esperemos a no estar en esta casa.- Rafael la soltó y bajó la cabeza, Alejandra le acarició la cara con su mano -Mi amor ¿Sabes cuánto te amo? ¿Cuánto deseo tener este momento contigo?- Rafael no decía nada, sólo estaba callado -Te prometo que cuando lo hagamos será maravilloso, va a ser lo mejor que nos pase en esta vida, te amo mucho mi amor, pero hoy no, ven mejor dame un besito y abrázame toda la noche príncipe.- Rafael la miró y le dio un beso en la boca -Está bien princesa, voy a apoyar tu decisión, pero cuando llegue ese momento serás todita mía mi licenciada linda.-
-Claro que sí, ya soy toda tuya príncipe hermoso, pero esta noche sólo vamos a dormir, ¿si?.-
Ambos tomaron su distancia, Rafael se recostó de lado derecho de la cama y ella del izquierdo, ambos comenzaron a platicar para distraerse de lo que en realidad deseaban ese momento, Rafa se acercó más a ella y la abrazó por la espalda -Vente princesa ya es hora de dormir- destendieron la cama y se acostaron abrazados, apagaron las lámparas y aquella noche al fin los dos pudieron dormir sin ninguna preocupación, abrazados sin complicaciones.***
Alejandra se levantó cerca de las 9 de la mañana, abrió los ojos y lo primero que vio fue una maleta al borde de la cama, ella esperaba ver a su esposo a su lado o por lo menos esperaba que él la despertará. Rafael salió del baño con una bata puesta y el cabello mojado, cantaba alegremente como era su costumbre, la vio sentada en la cama y con el cabello alborotado, tenía la mirada un poco perdida, él se acercó a ella -Mi amor, mira me levanté tempranito y traje ropa para ti y para mí, es suficiente para unos días, para los que estaremos... porque serán pocos, ¿verdad?-
Alejandra lo vio fijamente -Aún no sé, te dije que unos días, pero es mi papá y necesita de mi- Alejandra estaba dispuesta a pasar años en esa casa, a estar al lado de su papá, porque él era el otro hombre que también amaba con toda su vida, Rafael no dijó nada más.
-Me voy a bañar espero que me hayas traído la ropa que me gusta ¡eh!.- Se levantó de la cama y camino al baño, Rafael la detuvo del brazo, la acercó a él.
-No me has dado mi beso de buenos días- la besó lentamente y ella se alejó
-Cuando salga de ducharme te lo doy mi cielo- le sonrió -Pero conste que tú eres el que siempre me lo da, no te hagas el desentendido-Alejandra bajó a desayunar minutos después, tenía el cabello húmedo y vestía unos jeans con una blusa blanca
-Bonita- exclamó Rafael y le dio un beso en la mejilla, el desayuno estaba listo, algo de fruta, sándwiches, leche, jugó de naranja y cereal, todo lo que a Alejandra le gustaba y lo que Rafael detestaba desayunar por las mañanas. Los esposos Medina comenzaron a desayunar, Rubí bajo minutos después, tenía puesto uno de sus diminutos vestidos -No sabía que tenías ropa aquí- exclamó Alejandra un poco sorprendida -No, si no tenía, Rafael y yo fuimos por algunas cosas al departamento- Alejandra volteó a ver a Rafael con la mirada dominante que solía tener -¿Solos?- preguntó viendo a Rafael a los ojos -Este... fuimos y venimos mi amor...- su voz temblaba un poco -...¿verdad Rubí?-
-Claro Alejandra, sólo entramos por ropa y salimos, nos tardamos tres minutos, no seas así-
-Pues más te vale- le susurró a Rafael al oído, vio que su papá se acercaba -¡Papito!- exclamó Alejandra y se levantó a saludarlo
-Hija- le sonrió y le dio un beso en le frente -¿Cómo dormiste? ¿Cómo te sentiste de nuevo en tu casa?-
-Pues... bien- se limitó a contestar otra cosa, Rafael se levantó y saludó a su suegro
-Y tu Rafael ¿Cómo dormirmiste?-
-Muy bien, con mi hermosa siempre duermo de maravilla-
Regresó a su asiento y continuaron desayunando, Don Jorge se sentó en su lugar de siempre -Y bien... ¿Para cuándo un nieto?- dijo viendo a Alejandra, ella se quedó en silencio -Espero que pronto- contestó Rafael por ella, tomó la mano de su esposa y le dio un beso -Va a ver que pronto va a tener una Alejandrita en este hogar- dirigió su mirada hacia Alejandra y le dio otro beso pero esta vez en la mejilla, ella seguía en shock pues tener un hijo en ese momento no estaba en sus planes, así que quedó callada todo el desayuno
-No les molesta si me voy a recostar, aún estoy muy desvelada y quiero dormir- se levantó de la mesa y se dirigió a su recámara, mientras observaba cómo Rafael y su papá continuaban platicando de la descendencia que pronto tendrían. Llegó a su habitación, se recostó sobre la cama y encendió la televisión -Mi amor- entró Rafael corriendo a la Recámara -Tu papá y Rubí salieron a pasear, así que usted y yo estamos solos mi licenciada linda, hay que aprovechar estos momentitos.-
Alejandra sé levantó de la cama -¿Y Azucena?-
-En la cocina, pero para allá no se escucha nada, ven dame besitos amor, dame muchos besitos- dijo Rafael y comenzó a besar su cuello -Licenciada linda te cuento un secreto.-
-¡No! No... no sé- respondió ella dudando, pero Rafael hacía como que no la escuchaba
-Quiero ser papá- y ella actuaba de la misma manera
-¡Ay! ¡Ay...! ¡Ay...! me dio un calambre en la pierna- caminó y se sentó en el sofá -Quiero una niña- continuaba diciendo Rafael
-No, es que sabes qué, si me duele mucho- se sobaba la pierna
-Alejandra se va a llamar- Rafael hablaba y en cada palabra se notaba la emoción que tenía por ser papá pronto -O bueno si es niño está bien, después tendremos una niña, una mini tú, con tus ojos, tu cabello, tu carácter- se acercó a ella y la abrazó -Vamos a la camita antes de que regresen- tomó a Alejandra de la mano y la recostó sobre cama, se sentó al lado de ella, Alejandra se dejaba llevar por los besos de su esposo, cerró los ojos -En serio quiero dormir- le dijó a Rafael y el dejó de besarla -Entonces duérmete- exclamó con un tono de voz molesto, en cuestión de minutos Alejandra se quedó dormida, en realidad estaba cansada y no mentía cuando dijo que quería dormir.
Rafael la observó -A mí no me engañas andas medio rarita y sé que pronto me vas a decir por qué- tomó una manta que estaba en el sofá y se la puso a Alejandra, se acercó a ella y pensaba en darle un beso en la cabeza, esta vez no lo hizo, solo la dejo dormir y salió de la recámara.