Al día siguiente ambos se levantaron muy temprano, desayunaron antes que todos, como ya era costumbre y salieron para la agencia con la finalidad de saber cómo iban las ventas, hablar con los vendedores sobre las nuevas estrategias, los nuevos precios y cómo ampliar su campo laboral, buscar nuevos "leones" como diría Rafita. Salieron de la agencia cerca de la una de la tarde y llegaron a comer a la casa de Alejandra ya que no había visto a su papá por la mañana, además quería hacer algunos arreglos con su nueva casa lo antes posible. -¿Qué tal estuvo todo en el trabajo? – preguntó don Jorge dirigiéndose a ambos. -Mmm... pues estuvo todo bien, relativamente, esos nuevos vendedores me desesperan un poco, pero ahí la llevan, espero en unos meses subirles las metas a cada uno para tener mejores resultados en la junta.- Respondió Alejandra mientras comía un bocado de su ensalada. –Sí, es cuestión de motivarlos a buscar leones entre la selva.- - ¿Leones? – preguntó don Jorge confundido. - Ah, sí, así les llama Rafael a los clientes importantes jaja- contestó Alejandra mirando con ternura a su esposo. Las horas pasaron y más tarde se despidieron de don Jorge, llegaron a su hogar pasadas las 4 de la tarde y lo primero que hizo Alejandra al entrar a la casa fue decirle a Rafael que tiraran el colchón que se encontraba en la habitación principal, pues aseguraba que tenía corucos y que ahí se habían hecho quién sabe qué cosas, Rafael argumentó que el colchón estaba en buen estado y que a su parecer estaba completamente nuevo, sin embargo, Alejandra como siempre ganó la pelea, así que terminó haciendo lo que ella le pidió, sacó el colchón a la calle y regresó de nuevo a la habitación -Y ahora ¿en qué vamos a dormir?- dijo él viendo la base vacía mientras rascaba preocupado su cabeza. Ella se acercó y le dio un beso muy suave cerca de los labios. -Si te cuento algo ¿no te enojas?- -¡Ay Alejandra!- exclamó, la abrazó y le dio un pequeño beso en la cabeza. -Compré un colchón hoy en la mañana, en línea, lo cargué a mi tarjeta de crédito y me dijeron que lo traían hoy antes de las seis.- Le brillaron los ojos de alegría y algo tímida se cubrió la cara con las manos. -Pues menos mal porque ya estaba yo pensando en dormir en la silla como cuando nos fuimos a Playa Estrella.- Alejandra se rio -Se dormirá usted porque yo tengo mi camita a unas cuadras fíjese.- -Ándale, ¿así nos llevamos?- dijo Rafael mientras la abrazaba y ella le dio un beso en el cuello -No mi amor, sabes que no- -No me beses ahí porque se me enchina el cuero- Se retorcía un poco sin dejarla de abrazar. Alejandra soltó una carcajada -Se te, ¿qué?- -Pues que me pongo hiperactivo licenciada- la miraba a los ojos pícaramente. -Pero tú siempre has sido hiperactivo- y ella le volvió a dar otro beso en el cuello, Rafael la tomó entre sus brazos y bajaron al sillón, ahí continuaron besándose por unos minutos hasta que sonó el timbre - ¡Son los del colchón! - dijo Alejandra y se dirigió a abrir la puerta. -Qué bueno porque si lo ando necesitando- contestó sonriendo. -Ay si ¡fíjese que suave!- Se acercaba a la puerta y mientras lo hacía alzaba fuertemente la voz -¡ya voy!- sus gritos se escuchaban por cada rincón de la casa. -Ésta mujer si tiene carácter para ser mamá, ya me vi jiji- pensaba Rafael al escucharla gritar. -Qué tal, buenas tardes- abrió la puerta -Buenas tardes señora, ¿el domicilio calle "amores" 2313 de la privada "Quinta San José"?- se dirigió el empleado que llevaba su colchón leyendo la información de una hoja en una carpeta. -Sí, aquí es.- Respondió Alejandra con entusiasmo. -Excelente, hago entrega del siguiente pedido: Colchón Jessica L Firm Simmons, King Size Dormimundo C/box y un Juego De Sabanas King Size Bio Mattress en color blanco con funda para almohadas incluidas.- -Sí, así es, justo lo que pedí.- - Ok señora, firme aquí, se le enviará a su correo la factura si la requiere y de igual manera la garantía del producto, todo quedará en cuánto usted firme el contrato y de recibido.- - ¡Excelente!- Respondió Alejandra mientras firmaba las hojas de la garantía y de recibido, Rafael venía saliendo tras de ella para ver el colchón. -Órale, está a toda... todo lo que da mi amor, está muy padre- -¿Te gusta mi vida?- -¿Qué si me gusta?, ¡está con todo! Además ahí vamos a pasar nuestra primera noche como esposos.- La tomaba por detrás y la abrazaba por la cintura. -Sí príncipe, será la mejor noche de nuestras vidas.- se giró y lo abrazó de frente, le dio un tierno beso en la boca. -¿En dónde les dejó el colchón?.- preguntó el cargador interrumpiéndoles el momento. -Ay si, es por aquí, la primera habitación subiendo la escalera, ahí está la base.- comentó Alejandra. -Yo lo dirijo mi amor.- respondió Rafael. -Bueno, aquí está el juego de sábanas con fundas y pues eso sería todo.- se despedía el empleado de la tienda dándole las sábanas en las manos a Alejandra. -Muchas gracias.- Alejandra y Rafael se despidieron. -Ten compadre, pa'l refre.- le dio un billete de $50 y cerró la puerta. -Ahhhh... ¡al fin estamos tú y yo solos mi amor!- suspiró Rafael al cerrarla y se dio la media vuelta para ver a su esposa pero ella no estaba por ninguna parte. -Alejandrita, ¿en dónde estás princesa?- comenzó hablando con una voz suave que a penas se alcanzaba a escuchar en la parte baja de la casa, sin embargo buscó por cada rincón y no la encontró, salió al jardín y solo vio sus zapatos junto a la mesa negra de herrería que se encontraba junto a la fuente, la cual se encontraba completamente seca y algo desatendida. -Mi amor, en dónde te metiste princesa, sólo están las zapatillas, ¿quieres jugar a la cenicienta?... Aquí abajo hay mucho que sacudir eh... y no me refiero a los muebles jiji- Tomó los zapatos de Alejandra y siguió con su búsqueda, como ya se había cerciorado de que en la planta baja no se encontraba decidió subir las escaleras. La planta alta sólo constaba de un pequeño vestíbulo al fin de las escaleras acompañando del barandal de vidrio templado que daba a la puerta de tres habitaciones y un baño completo. El suelo era duela laminada en un tono gris tenue, las puertas de las habitaciones eran café chocolate y las paredes eran de un blanco hueso, que es algo amarillento. Rafael siguió con su búsqueda y comenzó por la habitación más pequeña, ahí solo había una cama individual, una gran ventana y un oso de peluche sobre la almohada. -Princesaaa.., ¿dónde estás mi amor?...- jugaba con las tonadas de su voz. Prosiguió con la habitación de al lado que era un poco más grande pero no lo suficiente como para no ver a una persona escondida. Abrió el clóset y sólo vio ganchos de ropa colgados y uno que otro en el suelo, los levantó y los puso en su lugar, cerró la puerta, se dirigió al baño de la recámara y tampoco había nadie. Salió de la habitación, solo quedaba el baño y su recámara, decidió entrar a su habitación y vio la cama con el colchón nuevo, dos grandes maletas sobre ella y algunas prendas al rededor, dejó los zapatos de su esposa en el suelo y se dirigió al baño, como era de esperarse, Alejandra yacía desnuda dentro del jacussi lleno de espuma, tenía su cabello recogido en un elegante pero alborotado chongo y soplaba con sus labios la espuma al rededor de su cara.
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