Mesa para dos

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La tarde en la masión Goldberg había sido de lo mas común y en silencio posible pero no para Nathan, después de que terminó de hablar con Edd y en su intento fallido por contactar a Kevin opto por volver a casa solo. Estaba listo, arreglado y bien peinado mientras checaba por Instagram lo que sus amigos compartían, se acomodó mejor en el enorme sofá de su sala de estar mientras sonreía por algunas fotos graciosas a las que comentaba muy animado.

—Se ve increíble señor— menciono Alfred con ese recatado estilo inglés mientras le servía un poco de té helado que el peli turquesa le pidió.

—Basta Al, te he dicho que cuando papá no está puedes llamarme Nathan, somos amigos ¿no es así? — comentó alegre el chico mientras agarraba su bebida.

—Lo siento señ-, joven Nathan. La costumbre, pero debo recalcar que se ve increíble. ¿Algún motivo especial para salir esta noche? —

—Oh amigo mío— dijo Nathan suspirando, mientras se sentaba en el sofá y le indicaba a Alfred que hiciera lo mismo dándole un espacio en donde el chico estaba sentado, — se trata de una cita, este nene por fin consiguió una cita, algo tranquilo de hecho — mencionaba mientras jugaba con la bebida en sus manos para luego darle un sorbo.

—Me alegra enterarme de eso joven Nathan, sé que será una velada excelente, ¿Quién es la afortunada jovencita? —

Esto hizo que Nathan desviara la mirada hacia el techo y se tocara las mejillas intentando no salir disparado del lugar. Contarle a Alfred que saldría con un chico no le preocupaba, ni mucho menos pensaba ocultarlo, se sentía tan bien con él mismo -y con lo que parecía ser sus nuevos gustos- que sonrió de medio lado y se acercó a su mayordomo y con una risita que delataba su nerviosismo hablo en un susurro.

—No es un ella... es un él y se llama Danniel—

Su mayordomo sonrió dándole una palmada al joven en la espalda demostrándole que lo apoyaba, a veces no entendía del todo los caprichos de su joven amo pero verlo contento de esa forma y saber que por fin volvía a salir de su encierro le daba gusto, Nathan hacía tiempo que no preparaba una fiesta –considerando que estaba arrojando la casa por la ventana con su ya esperada fiesta de clausura- no se había animado en hacer algo así de exagerado o de salir con amigos a excepción de Kevin y ver que nuevamente se animaba a hacerlo era una buena señal.

No quiso hacer más preguntas por privacidad del chico pero Nathan no es alguien que se quede callado cuando las ganas de hablar lo están comiendo por dentro.

—Anda, pregúntame como es él— exigía Nathan mientras jalaba de la blanca camisa de su mayordomo.

—Es el chico rubio que lo acompaño la otra noche que llego usted con golpes ¿no es así? —

Nathan se quedó impresionado, todo ese tiempo Alfred lo supo y jamás le conto a su padre para meter al chico en problemas. Él era verdaderamente un gran confidente. Considerando que hacía tiempo su padre no se había presentado ni daba señales de vida, su madre igual, no sabía si en verdad estaban muy ocupados por eso del trabajo o solo querían seguir haciendo su vida lejos de él, el caso era que Nathan no los extrañaba tanto como para esperar su regreso sentado en la cama con la esperanza de recibir un buenas noches hijo o algo parecido, no; aquello había quedado atrás y por muchos motivos; estaba agradecido porque lo dejaran hacer su vida y más aún que confiaran en él por lo que el chico se daba la libertad de hacer con su vida lo que se le antojara mientras no dejara los estudios al azar como se lo dejo en claro su padre.

—Oh Alfred, no eran golpes...solo era, un poco de, polvos mágicos— dijo sarcástico.

—Solo espero joven Nathan que ese chico que me menciona no haya sido el que lo dejo así—

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2018 ⏰

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