Capítulo XII

113 14 44
                                    

°°°°°|°°°°°|

Pero nada más que lo vea y entonces sabrá de lo que soy capaz, se cree que puede andar haciendo lo que le da la... gana. ¿Tú quién eres?

Me encontraba en mi habitación, estaba enojada por alguna extraña razón, mire hacia mi ventana y había un chico muy extraño... tenía el cabello largo de color negro, este se encontraba trenzado, y sus ojos eran rojos y brillantes cual rubíes, pero, ¿por qué entró a mi habitación, y cómo?

—Que graciosa eres, pareces estar muy enojada —la sonrisa burlona de su cara solo me hacía enojar más.

—Pues sí lo estoy.

— ¿Y a qué se debe eso?

—A causa de un idiota que cree que puede andar haciendo lo que le plazca.

—Una buena manera de resolverlo sería matándolo.

—No puedo matarlo, estoy enojada con él, pero no es para tanto —le respondí como si pensara que lo que decía era broma, pero me planteaba si eso sería cierto, después de todo era una persona desconocida en mi habitación.

—Si lo matas arreglarías tus problemas, si lo haces sufrir sería más divertido.

—Que no lo haré —volví a negar, definitivamente no estaba bromeando ese muchacho de ojos rojos —, así no resuelvo las cosas.

—Me lo temía, emanas un rukh blanco que me da asco, pero aun así te necesito.

— ¿A qué te refieres? —pregunté, pero pronto me di cuenta que sí debía temer — o-oye.

El chico se había acercado a mí, sentí como sus labios se posaban sobre los míos, una de sus manos sujetaba mi espalda mientras que la otra empujaba mi cabeza hacia él profundizando el beso, finalmente sentí como me soltaba y se alejaba — ¿¡por qué has hecho eso!? —pregunté indignada, cosa que aumentó al escuchar su respuesta.

—Por que quería.

Estaba a punto de decirle algo cuando escuche que tocaban la puerta, seguido del llamado de una voz, era mi hermano, debía hacer algo con esa situación, ¿gritar sería buena idea?

—Eliza, me dijeron que te fuiste de la fiesta y te encerraste en tu habitación, deberías regresar —habló detrás de la puerta. —Si supieras... —pensé antes de seguir escuchando sus palabras —, si es porque la barrera se rompió no te preocupes estamos trabajando en eso, ¿o acaso tienes miedo?

—Tú rompiste la barrera — acusé inmediatamente al chico de ojos rojos, el cual me tomó del brazo y jaló sin cuidado hacia la ventana para luego tirarse desde ahí —¿¡pero qué demonios!? —grité, estaba loco, definitivamente lo estaba. Creía que nos estrellaríamos con el duro suelo, pero cuando menos lo esperaba sentí como empezábamos a volar y al abrir los ojos, los cuales cerré al momento de haber sido lanzada a la fuerza por la ventana, pude ver cómo nos alejábamos de Sindria poco a poco.

— ¡Espera! ¿¡qué haces!? ¡suéltame!

Forcejeé intentando soltarme, aunque qué bueno que no lo conseguí o me hubiera muerto por el impacto de la caída, empecé a sentirme débil, no sabía por qué razón, pero me daba la idea de que era culpa del extraño muchacho, al poco tiempo me desmayé.

°°°°°|°°°°°|

— ¿Dónde estamos? —pregunté, pero él no contesto.

El lugar era tenebroso, sobre todo por su escasez de luz, había personas con ropas extrañas las cuales los cubrían por completo a excepción de sus bocas —aterrador —pensé al ver cómo nos miraban y sonreían cínicamente mientras caminábamos por el pasillo, eso me provocó nervios e inquietud, además me gruñía el estómago por el hambre que tenía, pues habían pasado un par de días desde que ese chico me había secuestrado y los intentos que había hecho por huir no habían resultado muy bien que digamos.

Mi Historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora