CAPITULO 5: Sueños cumplidos

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      Apenas me despedí de Sana fui a avisarle a Tzuyu, no tenía dinero para ir tomar un taxi así que tenía que usar mis lindas piernas que Dios me dio, entonces decidí correr para llegar más rápido. Estaba muy emocionada. Mientras corría pensaba en lo lindas que eran Sana y Momo pero me di cuenta que al pensar en Momo me sonrojaba y trataba de correr más fuerte.

- Es algo muy raro...

      Mientras que en mi cabeza daba vueltas ese pensamiento me tropiezo.

- Ouch... Creo que esto era muy evidente...

- La verdad que sí. – levanto mi cabeza

- ¿Park Jihyo?

- Venías muy rápido y se te veía perdida en otro mundo.

- ...

- Pero, ¿Estás bien?

- Sí, gracias. – me ayuda a levantarme

- No hace falta que seas tan formal.

- Pero eres mayor que yo.

- A partir de ahora somos compañeras así que vamos a compartir muchas cosas y sería raro ser tan formal todo el tiempo.

- Está bien.

- Además, dime Jihyo

- Bueno, a mi dime Dahyun o tofu.

- Tofu, suena divertido. – se ríe

- Casi toda la gente tiene la misma reacción...

- Mejor te llamaré Dahyun.

- Como quieras.

- Ven, vamos a mi casa para que pueda curarte eso.

- No hace falta, solo es un raspón.

- Un raspón no sangra de tal manera.

      Me llevó hasta su casa, solo quedaba a mitad de cuadra. Su casa era hermosa y muy limpia, cada cosa que llegaras a tocar parecía romperse. Me curó y me ofreció café, todavía me dolía un poco mi rodilla así que accedí. Hablamos de varias cosas y nos conocimos, era lo mejor ya que somos compañeras, además le conté el problema de Tzuyu. Ella era como una madre, me trato la herida y me ofrecía cosas pero entre todo eso perdí la noción del tiempo hablando y cuando me doy cuenta ya era tarde.

- Espera, ¿Qué hora es? – pregunto

- Son las 4 de la tarde.

- Rayos, tenía que estar en la casa de Tzuyu a las 3:30.

- Perdón por distraerte.

- No pasa nada, adiós.

      Salí de su casa y me preparé para correr nuevamente, está vez tenía que ser más rápido porque llegaba tarde pero Jihyo me detiene.

- ¡Espera! – grita

- Perdón pero necesito irme.

- No corras más, puedes llegar a lastimarte nuevamente.

- No tengo otra manera de llegar.

- Deja que pido un taxi.

- Pero no tengo dinero.

- No te preocupes, yo pago. – sonríe

      En ese momento ella fue como un río en un desierto, gracias a ella no hice mucho esfuerzo físico, pudimos conocernos mejor y llegué antes a la casa de Tzuyu. Las dos estábamos distraídas hablando que no nos dimos cuenta que habíamos llegado.

La única a la que puedo amar // DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora