Papyrus.

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Al abrir los ojos no podía creer lo que veía; podía sentir el aire fresco chocar contra mi cuerpo y los rayos cálidos de sol que caían sobre mi rostro; me encontraba en un campo en el que tantas veces había estado.

El pasto era de un color verde brilloso con algunas flores de colores rosas, amarillos y blancos desperdigadas a mi alrededor; a mi derecha se alzaba el monte Ebbot y a mi izquierda estaba la ciudad en el que vivía, un poco pequeño por la distancia.

Comencé a caminar despacio, evitando pisar las flores y de pronto, no muy lejos, vi a una mujer de espaldas, con un vestido blanco con estampado de flores que le llegaba hasta las rodillas, su piel ligeramente morena brillaba con el sol; Reconocí su cabellera castaña al instante.

-Lyon...?- Dije conteniendo el aliento y toqué el hombro de la mujer.

-Te extrañó mucho...Frisky- Dijo y se dió la vuelta para mirarme.

Su hermoso rostro estaba tal y como lo recordaba: sus ojos de color ámbar me miraban con calma, su boca con finos labios mostraba una de sus características sonrisas y en su cuello estilizado se veía el collar de corazón dorado que nuestra madre le había regalado hace años.

Mi hermana se puso junto a mi, y miró el sol, que estaba a punto de ocultarse delante nuestro.

-Siempre amamos las puestas de sol- Comentó Lyon sin apartar la vista -Es una verdadera lástima que no todos puedan disfrutarlas-

Asentí con la cabeza, tenía tantos sentimientos encontrados que no podía articular ni una palabra.

-Has sido muy fuerte y valiente hermanita, estoy muy orgullosa de ti- Comentó y se agachó a mi altura.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, y sin importarme nada mas, me di la vuelta y me lancé hacia ella, abrazándola con fuerza.

Ella correspondió mi abrazo y comenzó a acariciarme el pelo con ternura.

-Lyon...no vuelvas a dejarme...por favor- Dije llorando con fuerza.

-Querida, yo no te he dejado. Mientras viva en tu corazón estaré acompañándote en todo momento- Dijo y me obligó a mirarla a los ojos -Siempre debes mantenerte determinada-

-Perdóname por favor...debí haber hecho más...no fui lo suficientemente fuerte para ti...yo- Comencé sorbiendo por la nariz pero ella me interrumpió.

-Hiciste todo lo que pudiste y lo sabes, pero ya no pienses en mi, concéntrate en las personas que ahora te necesitan- Dijo sonriendo y limpiando mis lágrimas con su mano.

Asentí con la cabeza, insegura; era extraño, pues una parte de mi sabía perfectamente a que se refería, pero a la vez no estaba del todo segura del tema, no podía pensar en otra cosa que no fuera ella; era una sensación rara de saber todo y a la vez no saber nada.

-Hay momentos muy difíciles...-Dije con tristeza pero me obligué a sonreírle -Pero te prometo que no me rendiré-

-Yo creo en ti...te dije que todos tenemos un propósito- Dijo con una ligera risita -Eres un Ángel Frisky- Dijo y me tomó de la mano.

Nos quedamos así un rato más, sin decir nada mientras observamos el atardecer brillando de tonos rosas, naranjas y morados.

Cerré los ojos, deseando con todas mis fuerzas que aquel momento durará para siempre.

Al abrir nuevamente los ojos me sentí algo triste al notar que estaba nuevamente en la habitación que había rentado en la posada.

*Lyon...* Pensé en lo realista del sueño y sonreí con tristeza *Al menos pude verla de nuevo*

Never Surrender | Flowerfell [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora