Pocos vieron ese extraño y último mensaje que el Perro había dejado, y muy pocos lo entendieron. Algunos de ellos se lo tomaron simplemente como uno de los juegos, similares a los del Gato, que carecía de sentido y por lo tanto se olvidaron de ello rápidamente. Otros fueron de oreja a oreja contando que, aunque no habían entendido muy bien el mensaje, el Perro había hablado y su voz era masculina, un poco ronca y daba un aire de misterio muy tentador.
Amaida permaneció ahí, procesando lo que acababa de ocurrir. Voló el tiempo, no tenía idea de cuanto tiempo había pasado ya, lo que la saco de ese trance psicológico fue, precisamente, Holl, su único lazo con el resto del mundo.
-...da, Am..da, Amaida!- Dijo Holl, al principio, ella no lo escuchaba claramente, era como un eco en el vacío de su mente, pero pronto se fue aclarando, hasta que pudo ver con claridad el rostro habitual de su viejo amigo, Holl.- ¿Que te pasa? Te has atrasado y yo me he tenido que hacer cargo de las habitaciones... Nos ha tocado juntos,digo, en la misma habitación, son camas un poco extrañas, si aprietas un botón que está a lado de la puerta, las camas se mueven, flotan, y se quedan suspendidas, en forma de literas, también hay otro botón, que al parecer, da luz, no se como funciona y nos da un poco de miedo utilizarlo...pero volviendo al tema principal, he pedido que nos pongan en la misma litera, y antes de que me lo pidas, si, tu en la de arriba. Al principio han querido que las mujeres estuvieran en una habitación, y los hombres en otra, pero debido a la desproporcionalidad de hombres y mujeres, los que se conozcan irán juntos y punto-.
Al ver que Amaida no contestaba, Holl frunció el ceño y la estuvo mirando hasta que ella reacciono.
-Entonces, que me decías de la velocidad de la luz?- Dijo Amaida tratando de aparentar que había escuchado toda la plática de Holl.
-Am, no estas escuchando, paso algo desde que me fui? Si es así dímelo, sabes que yo te ayudare con lo que pueda- Dijo Holl con gesto preocupado- También te notó un poco pálida.
- Ay Holl, si supieras lo que me ha pasado... Ya que eres tu, te lo voy a contar.- Y así Amaida le contó a Holl todo lo que había escuchado del Perro (Que había sido poco), la manera en la que lo había dicho, y lo que ella pensaba que significaban esas palabras. Omitió la parte en que el Perro la había llamado "Aidy" pues a pesar de que el era su único amigo, quería guardar ese dulce recuerdo de su madre para ella sola.
- ¡Semejante cosa! Seguro que es un punto importante para ganar. Por ahora vayamos a dormir, que mañana se abrirán las puertas y llegara tu momento de diversión, también tengo muchas cosas que analizar! Empezando por esa extraña pantalla donde hemos visto al dúo de animales y a los otros representantes, también esta esa cosa plateada de la otra habitación, si la abres te entra un frío extraño, también tiene luz y contiene cosas verdes, amarillas, anaranjadas y de todos los colores que en Dromuden no hay, mis instintos me dicen que se comen pero no estoy seguro-.
La alimentación en Dromuden consistía, básicamente en pescado, de los lagos que había por entré las montañas, venados, osos pardos, aves de cóndor, también crecían plantas como adesmia, yaretas, pinos encinos, robles y arbustos que se extendían hasta el cielo.
Y así Amaida y Holl se acostaron en las camas, suaves y esponjosas, y cayeron en un sueño apacible y tranquilo. Probablemente, el último tranquilo en sus vidas.